Thursday 14 December 2017

Joshua Tree has eyes


Una mina abandonada.
¿Habéis visto la de Las Colinas tienen Ojos? Pues algo muy parecido hice en Joshua Tree National Park hace unos días. Salvando la parte de los mineros mutantes resentidos.

Pasé la noche en un trailer en mitad de la nada, entre el desierto y un vecindario que parecía dominado por meth heads, aun a riesgo de juzgar sin conocimiento. Lo que viene siendo el pueblo a la entrada del parque nacional, que se llama Joshua Tree - qué alegre coincidencia - es de todo menos pintoresco. Encuadra perfectamente en el desolador paisaje de los pueblos californianos del interior, dominados por estaciones de servicio y restaurantes de carretera tan eclécticos que se atreven a mezclar en sus menús platos de cocina india y pizza, como si nada.

Un Joshua tree, de los que le gustan a Bono.
Joshua Tree se llama así no por el disco de U2 (por si os preguntabais qué fue antes, el desierto o el disco), si no porque está poblado por árboles de Joshua (de Josué, como traducimos en español) o Yucca brevifolia. Quedan muy bien en las fotos, y si no que se lo pregunten a Bono. El parque es básicamente un desierto, que hace pila de años estaba poblado por unas tribus indias: los Cahuilla, los Chemehuevi y los Serrano - no los de Antonio Resines. Esto lo aprendí viendo los paneles informativos que están estratégicamente desperdigados por el parque, para regocijo de los empollones como yo que no pueden parar de absorber información. De lo que no me acuerdo es de la línea temporal en la que estas tribus poblaron Joshua Tree. Es que soy de ciencias, de historia retengo poco.

Panorámica del desierto.
Caminamos por el desierto, que en estas fechas es mucho menos sacrificado que por el verano, cuando en Joshua Tree se pueden alcanzar hasta 45C. Algo asi como a la hora de la siesta en Granada. Lo guapo de Joshua Tree en diciembre es que tiene poca gente, y esa poca suele ser en su mayoría gente que sabe muy bien a dónde va y a qué va, no como Yellowstone en pleno agosto cuando se llena de marabunta oligofrénica. Joshua Tree es un destino popular entre aquellos a los que les gusta subirse a piedras, y no es de extrañar, porque si otra cosa hay a parte de Joshua trees, son piedras. Pudimos ver algunos valientes escalando de tal forma que yo lo calificaría de hazaña. Claro que mi opinión vale más bien poco, dada mi torpeza. Sin ir más lejos, inauguré el viaje en modo millenial: dejando caer mi móvil para quebrar la pantalla en cachitos.
Skull Rock. Una roca con forma de calavera, como su propio nombre indica.
Esta no la escalaban, solo se hacían fotos con ella.
También hay bastantes cactus del género Cylindropuntia. Uno de ellos me atacó cuando no llevaba en el parque ni 10 minutos. Se me clavó en el tobillo con tantas ganas que pensé en un primer momento que un velociraptor (o algo más realista, como una serpiente de cascabel) me había mordido. Desafortunadamente era solo una bola de pinchos rodadora y la resolución del episodio carece de interés debido a la total ausencia de drama.

Los cactus Cholla.
Pasamos solo dos días en el parque, con su noche en el trailer que amorosamente hemos bautizado como el trailer del horror. Es todo una exageración por nuestra parte, porque a pesar de haber dormido con una luz encendida y un cuchillo debajo de la almohada por si algún vecino o espíritu maligno se atrevía a usurpar nuestro trailer (el cual no se podía cerrar con llave desde dentro), nada malo ocurrió. O por lo menos no nos enteramos. Fue agradable pasar un fin de semana inquietante en un trailer en el desierto, lejos de los horrores mundanos de la rutina laboral.

El trailer de los horrores.

La calidad del aire en Joshua Tree era pésima, según los rangers, debido a que California está ardiendo de forma alarmante. Yo no sabría distinguir entre calidades de aire, porque creo que después de haber vivido en Madrid, todo da igual. Los fuegos han ido desplazándose hacia el norte, dejando una ola de destrucción nada desdeñable. Recordemos que es diciembre, que ni siquiera es “estación de sequía”. Ya veremos lo que nos depara 2018. Mientras tanto, seguiré planeando viajes a parques nacionales antes de que desaparezcan por las inclemencias del clima o las de un gobierno republicano. Sea lo que sea, ninguno de los dos atiende a razones.

Sending thoughts and prayers.

Barker dam trail.


Elen




Friday 27 October 2017

Carmaggedon

Todo empezó cuando me dieron por detrás en la autopista, o lo que popularmente se conoce aquí como “rear-ending”. Tarde o temprano tenía que pasar dado que aquí conducen como si su mujer estuviera de parto en el asiento de atrás, o Sandra Bullock fuera de copiloto*.
Encima tengo que decir que tuve suerte. El tipo que me dio por detrás no solo era un ser humano decente, si no que tenía una póliza de seguro que diligentemente cubrió todos mis gastos. Yo en mi ignorancia creí que arreglar un parachoques llevaría un día, a lo sumo. Pero como los mecánicos ven cosas que el ojo humano no percibe, al final se alargó una semana. Me dieron un coche de alquiler mucho mejor que el mío, lo cual estuvo bastante bien. Lo que no estaba tan bien era el tipo de la compañía de alquiler de coches, que no solo parecía un mafioso de Puerto Banús, si no que se comportaba como tal. Después de varios intentos fallidos por su parte de intentar venderme extras que no necesitaba, se fue frustrado no sin demostrarme su desdén hacia mi persona. Me alegré de no tener gente así en mi vida diaria.
Este percance, aunque relativamente insignificante y fácil de solucionar, me ha provocado una nueva percepción de la nefasta conducción que los Southern Californians exhiben. Al volante todo el mundo se convierte en un cachom**rda.

Representación gráfica del "rear-ending"

En lo que no había caído cuando me dieron por detrás en la autopista fue que un par de meses antes había recibido una carta que bien podría calificarse de amenaza de muerte por parte de Nissan, la compañía que amorosamente fabricó mi coche en 2010. Esta amenaza de muerte la llaman en términos anglosajones “recall”. Al parecer si mi airbag se abría podría lanzar trozos de metal de forma que si impactasen en mi o en mis pasajeros, podríamos morir de una forma poco agradable. Algo así como un balazo. Pero no debía preocuparme porque Nissan en su infinita bondad me avisaría cuándo podría llevar mi coche a un taller oficial para que me lo arreglasen totalmente gratis. Y ese d
ía fue hoy. Todo sonaba sospechosamente fácil.
Y es que si de una cosa me advirtieron al llegar a USA fue de los dealerships (concesionarios) y los managers que los habitan. Porque harán cualquier cosa, por rastrera y moralmente indigna que sea, para venderte un coche. Y así fue, que yo llegué allí para que me arreglasen un airbag mortal gratis y acabé probando Nissan Sentras y comentando planes de financiación.
Y ustedes se preguntarán “pero, ¿por qué?”
Cuando llegué allí a las 9:30 am PST me encontré con el buenazo de Dwayne (no se escribe así, pero se pronuncia igual) que me explicó que este recall del infierno iba a tener mi coche en espera de 6 a 7 meses. Primer what the fuck del día. Le expresé mi malestar emocional a Dwayne en forma de un “are you kidding” al que él respondió con la posibilidad de proporcionarme un coche de alquiler en caso de que así lo necesitara. Le dije que si iban a ser todos esos meses, claramente necesitaría un medio de locomoción puesto que estamos en San Diego y el concepto de transporte público eficiente es más foráneo que los derechos humanos en Birmania. Sin embargo y a pesar de ofrecerme la posibilidad, me comunicó que no tenían coches de alquiler en ese momento, y que mi seguro de automóvil no era suficiente para tener el privilegio de conducir un Nissan de alquiler (segundo what the fuck del día). Por lo tanto, tendría que conducir mi bomba de relojería (i.e. mi coche) hasta que tuvieran algo disponible para mí; entonces podría volver para procesar el recall y todo eso. El hecho de conducir un automóvil que en lugar de airbags tiene escopetas no me hacía mucha gracia, por lo que se me pasó por la cabeza la remota posibilidad de vender mi coche al concesionario y ver cuánto podría sacar por esa chatarra (en realidad no es una chatarra, pero cada segundo que pasaba iba odiando a mi coche un poco más). Una simpática vendedora apareció para desoírme y no dejar de ofrecerme coches que dije que no quería. Decidí seguirle el juego porque pensé que me vendría bien como práctica para el día que si quisiera comprarme un coche nuevo. Pero todo tiene un límite, y cuando ya llevábamos cerca de una hora hablando del color del coche y de blutooth le dije que no iba a comprar nada hoy y que lo único que quería es que me dieran una estimación de por cuanto podía vender mi chatarra. Al final salió el manager que desesperadamente intentó bajarme la guardia hablándome en español y diciéndome lo bonita que es Asturias (podía ver en sus ojos que era la primera vez que oía ese nombre). Le pedí que fuese al grano.
  • ¿Cuánto quieres por tu coche?
  • Veinte mil dólares**.
  • Jejeje. No, en serio.
  • Jejeje. Veinte mil dólares.
  • No me vas a decir un precio de verdad, eh? Jejeje.
  • Te lo estoy diciendo, veinte mil dólares.
Ya en ese punto el manager debió de creer que o era tonta o un genio de la maldad. O ninguna de las dos cosas y en realidad se la sudaba todo lo que estaba pasando. Finalmente me enseño su oferta (que no se aproximaba ni a la mitad de la mitad de mis $20000), y yo repetí por enésima vez que mi intención no era comprar un coche hoy. Así que me preguntó qué era lo que yo quería. Le dije que la paz mundial y que Nissan arreglase mi trampa mortal de airbag, y que mientras tanto me dejasen un coche de alquiler sin coste extra para mí, pero que no se preocupase porque iba a hablar con mi abogado para ver cuál era el tipo de acción que tenía que tomar.

Mi abogado
Y sí, amigos, en USA decir “abogado” funciona, y se lo toman muy en serio, nadie te responde con eso de “el que tengo aquí colgado” o su equivalente rima en inglés.
La historia cambió radicalmente.
Nunca más volví a ver al manager, quisieron ponerme en contacto con el director, al cual tampoco llegué a ver nunca a pesar de que esperé cerca de 45 minutos, pero sospecho que en realidad era un calcetín con ojos saltarines. En esos 45 minutos, que ya se estaban convirtiendo en lo que parecía una guerra psicológica para agotarme y que me rindiera, aproveché para hablar con mi seguro. También volví a hablar con Dwayne para comunicarle que mi compañía de seguros decía que eso de full coverage era una pamplina y que yo estaba más que cubierta. El bueno de Dwayne volvió a comprobar mis papeles, y tan mágica como repentinamente apareció un coche de alquiler disponible para mí, sin ningún coste extra porque ahora mi seguro SI era válido, y mi coche estaba en el top de la lista para sustituir su arma de destrucción por un airbag sin más.
Moraleja: en USA si no estás seguro ante alguna situación, simplemente di “I’ll talk to my lawyer to study my options and I’ll get back to you”***. A ser posible, sin reírte.
Elen - guru y life coach


*Vaga referencia a la gran película Speed, que marcó mi vida para siempre.
**Mi coche, que es de segunda mano, me costó muchísimo menos que eso y claramente, ese precio es una exageración insultante.
***Traducción para mi madre: "Voy a hablar con mi abogado para discutir mis opciones y ya le informaré".
Y de propina, un vídeo de Marylin Manson en honor a alguien muy especial que se casa el año que viene y que es algo que me mantiene de buen humor. Mi estética para la boda vendrá inspirada por este vídeo.

Wednesday 6 September 2017

How I spent my summer vacation Part 2 - Pites Salvajes

Técnicamente las aves son los descendientes de los dinosaurios. Así que puedo decir que en Hawai’i vi más velociraptors que osos en Yellowstone. Cuando visitamos el parque nacional teníamos más o menos claro que animales son los que te puedes encontrar: elks, bears, beavers, bisons, etc… Pero ¿qué fauna espera una encontrarse en Hawai’i (los turistas no cuentan)? Volando hacia allí, mientras nos mataban de hambre a base de panchitos en un vuelo de 6 horas, empecé a ver un documental en el que contaban que la fauna “salvaje” de las islas son gallos y gallinas. Así es, la fauna de Hawai'i son pites. Al parecer, no tienen muy claro como esto llegó a ocurrir, pero me gusta la teoría de que los pollos van a invadir y finalmente, conquistar la tierra. Es imposible que vayan a dominarla peor que nosotros, así que por qué no.


Principio del Manoa Falls trail, donde se rodó Jurassic Park y Lost.

En O’ahu - la isla donde se encuentra Honolulu, capital de Hawai’i - fue donde se rodaron ciertas escenas de tan magnas obras de ficción como Jurassic Park y Lost (Perdidos, la serie), de ahí la ínfima esperanza de encontrarme algún velociraptor, aunque fuera un animatron de los que Spielberg se dejó atrás. Tuve que conformarme con hacer la ruta de las cataratas Manoa, las cuales venden como localizaciones concretas de la peli y la serie. Una vez más, caminamos mucho y evitamos de manera bastante exitosa encontrarnos con un excesivo número de turistas. Algunas de las rutas que hicimos de hecho estaban más concurridas por locals (gente que vive en la zona) que por ineptos. Lo bueno de O'ahu es que es fácil predecir que la mayoría de turistas van a estar en Waikiki, la playa de Honolulu, una especie de Benidorm (donde nunca he estado y espero morir sin haberlo pisado) a la americana. En Waikiki estuve un total de 20 minutos, lo justo para tirar unas fotos y poder decir que lo vi. Allí tampoco había osos.

Algunas de las playas increíbles de O'ahu. Empezando por arriba a la izquierda y en sentido de las agujas del reloj: Hanauma Bay, Waikiki, Keawaula beach que estaba prácticamente desierta, y Makapu'u beach.
Lo obviamente bonito de Hawai’i son las playas, con su agua azul turquesa y su arena blanca, que a veces es tan fina que se te aloja en sitios donde no creías posible. Lo que los catálogos de viajes (como si aún existieran y la gente los mirase) no te cuentan es la cara menos bonita de Hawai’i. Como es normal en USA, en Hawai’i también hay muchos homeless (sin techo) durmiendo en ciertas playas. Y no creáis que ser homeless en Hawai’i no es tan malo - es igual de malo que en cualquier otro lado. También hay algunas playas que en ausencia de turismo, están mas bien llenas de plásticos y mierda que no sé si es autóctona o traída por las corrientes oceánicas desde la isla de basura del Pacífico. El paraíso también tiene sus defectos.
Otra cosa que me gustó de Hawai’i, aunque por supuesto me quejé, es que en ciertas playas cobran entrada a los non locals. Es decir, si eres un turista, tienes que pagar. Esto lo vimos en Hanauma Bay, que tiene un agua tan azul y tan piscinesca que parece de broma. No entramos porque sabíamos de varias playas que sin cobrar entrada una podía ir a remojar el culete sin chocar con demasiadas familias haciendo snorkeling (mamá, aquí te dejo el link para que aprendas lo que es). Ya puesta a ahogarme, por lo menos hacerlo gratis. Pero lo de cobrar entrada me parece bien porque así se ahorran un montón de turistas en tan paradisiaco enclave, porque hay que reconocer que daban muchas ganas de quedarse flotando en esa bahía durante toda la semana. Sobre todo para alguien como yo: poco fan de las olas y la resaca, tan consciente de mis limitaciones natatorias y del poder del océano, pero que disfruta enormemente de estar tirada en la arena durante horas alternándolo con chapuzones seguros “donde haga pie”. Vivo al límite.
USS Arizona Memorial desde el barquito en el que te llevan.
También tuvimos nuestra dosis cultural, visitando DOS veces Pearl Harbor, pues al primer intento habían cancelado la visita al monumento por mareas altas. Así que volvimos a la mañana siguiente, día del famoso eclipse (por lo menos en USA que es donde se veía totalidad). De casualidad vi como al sol a las 7am le faltaba un trocito, que es la forma correcta de referirse a un eclipse parcial. La totalidad no se veía desde Hawai’i, pero si desde otros estados en la mainland (el resto de USA). Gracias, Instagram y Facebook, por hacerme sentir como si hubiera estado de vuelta en Wyoming* viéndolo, y dentro de 30 años hacerme dudar de si realmente lo vi con mis propios ojos. En esta segunda visita a Pearl Harbor tuvimos más suerte y nos llevaron al monumento donde se pueden ver los restos del USS Arizona, uno de los barcos peor parados después del bombardeo (no confundir Pearl Harbor con Armageddon, aunque pareciera que los actores eran casi los mismos).

Algunas de las vistas que fotografié en la cima de los distintos trails que hicimos.
En definitiva, Hawai’i no me decepcionó en absoluto. Yellowstone y Grand Teton tampoco - aunque no hubiera osos. Pero no sabría con cual quedarme, porque es como elegir entre tortilla de patatas y tarta de queso: los dos son maravillosos, pero no directamente comparables. Estoy casi segura de que son los lugares más bonitos que he visto en mi vida. Y eso que soy de Asturies.
Elen
*Estado donde se encuentra Yellowstone National Park.

Tuesday 29 August 2017

How I spent my summer vacation Part 1 - Be Bear Aware

¡Oh, Yellowstone! Tierra de geysers y ¿osos?

Una cosa hay que reconocérsela a USA, y es que tienen unos parques nacionales que no se pueden creer. No he ido a muchos aún, pero los que he visitado me han dejado patidifusa, boquiabierta y ojiplática, a pesar de toda esa infraestructura adaptada a gente que quiere ver naturaleza con el minimísimo esfuerzo. Y es que como ya conté en mi última visita a un parque nacional, la gente es absurda. Indefectiblemente, estés donde estés, una siempre se va a encontrar con un grupo de gente que no ha caminado en su vida, quemada por el sol, haciendo senderismo en chancletas que te preguntan si falta mucho. Que si falta mucho ¿para qué, buen señor? ¿Para que le de un infarto y a su familia se la coman los buitres? La idiotez de los turistas alcanzó nuevos niveles frente a mis ojos cuando vimos como una mujer sacaba fotos y grababa a un hombre que se puso a trepar para sacarse fotos con su (espero) hijo al borde de un acantilado, cerca de unas cataratas. Otro inepto, ajeno a dicha familia, lo llevó un paso más allá jugándose el tipo para sacarse un selfie al borde. Una cosa es segura, no podía parar de observar atentamente, no me fuese a perder el accidente. Culpo a las noticias de Antena3 por haber plantado la semilla del morbo en mi cerebro. Nunca te lo perdonaré, Antena3, nunca.

Las cataratas impresionantes, esperando turistas en caída libre.
Encuentra a los 3 ineptos entre el follaje.

Lo bueno es que como la gran mayoría de gente opta por visitar lo más popular, existen cientos de caminos por los que se pueden ir y a penas te encuentras algún turista*. Yellowstone, además de ser un volcán activo gigante, es donde hace más de 30 años encontraron a la Thermus aquaticus sobre la que ya hablé hace muchos posts, y es el parque (aunque lo llamaran Jellystone, no engañaban a nadie) donde Yogi y Boo-boo vivían alegremente robando la comida de los turistas y huyendo del ranger Smith - que además se parece a mi padre. Sin embargo, no vimos ni un solo oso. Sí que vimos muchos rangers. Vimos indicios de la presencia de osos, tales como huellas, que bien podrían haber sido puestas por los propios rangers, para mantener vivo el reclamo del parque. Vimos muchos otros animales a los cuales como bióloga no sé nombrar, pero de los que hicimos muchas fotos que nunca más volveremos a mirar, pero bien sirven para documentar este post. Los mejores son los bisontes, porque tienen un actitud envidiable ante la vida. Conduciendo a través de Hayden Valley te encuentras varios, si no pastando en las praderas como si el mundo no estuviera yéndose a la mierda, invadiendo la carretera con su característica indolencia. También vimos una serpiente MUY grande, muchos ciervos mulos, pájaros de todo tipo, e infinitas ardillas - también distintas pero como bióloga que soy, no sé deciros. Pero ni un solo oso. ¿Hay osos realmente en Yellowstone? Según mi experiencia, no. Señales de alerta, precaución, instrucciones de como usar el bear spray (que viene a ser un gas pimienta para los osos) a esgaya. Pero eso fue todo. No puedo decir que esté decepcionada, puesto que encontrarte con un oso cara a cara, si no lleva corbata y sombrerito, no debe de ser una situación distendida. Tendré que esperar a mi futura visita a Yosemite, donde he oído que la gente también avista osos con cierta frecuencia.

Los geysers de alrededor de Old Faithful, donde la gente espera ansiosa a ver la explosión del geyser para acabar perdiéndosela por intentar capturarlo en vídeo para Instagram - situación presenciada.
Grand Prismatic Spring. Entre la niebla de la primera hora de la mañana y el vapor que sale del propio hot spring hay que echarle algo de imaginación o visitar National Geographic
Cataratas del Grand Canyon de Yellowstone.
Para llegar al parque tomamos una ruta muy poco transitada, que aunque nos hizo sospechar, no reparamos a tiempo en el riesgo que entrañaba conducir un turismo por una carretera de gravilla durante 2 horas sin señal en el móvil. Fue a través de lo que aquí denominan como National Forest, y es la carretera que quieres tomar si quieres colarte en el parque nacional del sur de Yellowstone, Grand Teton, haciendo gala de la infame picaresca española. Desconocíamos dicho detalle, y es que la carretera debe de tomarla tan poca gente que ni siquiera se han molestado en plantarle una garita de entrada. Pero nosotras, honradas, pagamos la entrada a ambos parques. Así que tras esas dos horas conduciendo por caleyas, acabamos llegando sanas y salvas a la cabaña. Claro que la conducción a través de esa carretera fue nada comparado a dormir la noche anterior en un Motel 6 en un pueblo de Idaho que debió de protagonizar no pocos telefilms.

La semana que pasamos en Yellowstone y Grand Teton fue de mucho caminar, de mucho madrugar y lo mejor de todo, de no tener ni cobertura ni datos en el móvil. En total caminamos unas 100 millas, incluyendo todos las rutas que hicimos en O’ahu, Hawaii, segunda parte de nuestra épica aventura veraniega. Spoiler alert: en O’ahu tampoco vi osos, y eso que me esperaba alguno escapado del proyecto Dharma (ja!). Como no soy Tolkien, no puedo describir los paisajes que vi en Yellowstone y Grand Teton como se merecen, y las fotos no les hacen ninguna justicia. Os recomendaría que fueseis antes de que el cambio climático o Korea del Norte decida destruirnos. Además no necesitáis estar en forma, ni caminar 100 millas para disfrutarlo. Y por los osos no os preocupeis, que no hay.


Mammoth Hot Springs.
Un bisonte a punto de invadir la carretera en Hayden Valley. Pero ni un oso.
Maravillosa foto de Grand Teton hecha por la señora que me acompañó en este periplo.


Elen

To Be Continued...



*Entiéndase turista por aquel especimen humano que va cámara en mano, lo ve todo a través de la pantalla, y no sabe muy bien a dónde ha venido pero vio una vez en un documental de viajes o en tripadvisor que el sitio era guapo.

Tuesday 8 August 2017

Warped Tour 2017 - Only dumb people crowd surf

Soy un anacronismo.
Empecé el día sintiéndome una señora de 60 años en lugar de una quinceañera que estaba a punto de cumplir su sueño caducado de ir al Warped Tour en California. Pero es que me desperté muy cansada, por culpa de esta ola de medio calor húmedo que tenemos, que no se parece en nada al verano en Asturies que me vio crecer.
Después de 3 tazas de café empecé a sentirme algo mejor, hasta el momento en el que tuve que hacer logística para ver qué había que meter en la mochila: que si agua, que si crema solar, que si gafas de sol, que si algo de comer no vaya a ser que nos de el gusanillo en pleno mosh pit, etc… No recordaba que fuera tan complicado ir a estas cosas.
Cuando llegamos al parking donde se celebraba tan magno evento, vimos una cola ya bastante larga a “primera hora de la mañana” (esto es, las 10:30am en pop-punk) llena de gente con estética que en mi época sería equiparable a Avril Lavigne o Pete Wentz (he tenido que googlear el nombre de este señor, no creáis que me lo sabía), pero que hoy en día desconozco analogía. El caso es que gracias a mi saber hacer y estar, tuve los contactos adecuados para que me obsequiaran con una pulsera que me daba total acceso a todo lo que quisiera (incluído el catering, aunque aún me quedan dudas de si realmente teníamos derecho a comer allí de gratis), paseándome cual VIP por el recinto antes de la apertura oficial, o accediendo al backstage para ver a los grupos de culo*.

Al parecer, hay que decirlo todo. ¿Esto ye punk?
John Lydon debía estar revolviéndose en su tumba**.

Y debe de ser por eso que tampoco saben hacer mosh.

Tocaban más de 40 grupos, de los cuales yo conocía a 6. Afortunadamente, esos 6 grupos me superaban en edad, evitando así elegantemente ser la más vieja del evento. A los primeros que vi fueron Sick of It All, los cuales siguen manteniéndose fieles a su estética de NY hardcore, y pidiéndole al público infantil (16-22 años) que hicieran circle pits.Se conoce que estas nuevas generaciones no dominan el arte del pit, quizás debido a la imposibilidad de grabar un stories de Instagram decente en tal situación. Ya desde el backstage nos apuntamos a ver a Goldfinger, una banda que siempre me dio igual, pero al menos conocía el nombre. El cantante y fundador, John Feldmann, resulta ser un big wig de la producción en LA, no solo dedicándose a su propia banda sino habiendo producido todo el pop punk (TODO) de los 2000 - y a Ashlee Simpson. Es decir, puede que sea él a quien tengamos que culpar***. De todas maneras, fue cuanto menos entrañable - y un poco jocoso cuando acabó con la frase “I love my life” - verle ¿rezar? antes del show con sus otros músicos acompañantes, a saber: el guitarra de Story of the Year (who?), un batería anónimo que debutaba por primera vez en directo (o eso entendí) y el bajista de MXPX (¿os acordáis?). De los 30 minutos que tocaron, Feldmann dedicó 15 a monologar y a cantar tururus para que el público repitiese. Un “shut up and play” hubiera estado en orden, pero el público parecía disfrutar y yo no quería ser la hater que le aguase la fiesta a cientos de millennials.

Oh, si hubiera sido hace 16 años...

El resto del día transcurrió entre escenario y escenario, viendo a CKY, Bad Cop Bad Cop, TSOL, Strung Out, Hatebreed, Adolescents, GWAR, y viendo estéticas copiadas hasta la extenuación. Era como pasearse por un centro comercial con toda esa oferta de Vans en cada esquina, o las organizaciones animalistas que muy noblemente pedían firmas para conseguir que Domino’s incluyera queso vegano en su menú. Para que luego digan que los jóvenes no se comprometen. El día acabó viendo a GWAR con un romántico atardecer al fondo, mientras la banda salpicaba a las primera 12 filas con sangre, que unas veces fue administrada por algún arma alienígena de cartón-piedra y otras, del desmembrado cuerpo de lo que parecía una fiable réplica del presidente, tambié de cartón-piedra. Estoy segura que todo desde la mejor intención.
Tengo que admitir que para ser "punk" (ejem), no he asistido a ningún evento organizado de manera tan fina, ajustada y puntual como el Warped Tour. Casi me atrevería a decir que es una antítesis del punk...

La experiencia más gratificante sin duda fue poder resguardarnos del sol en la carpa donde los grupos iban a comer y donde hábilmente nos hicimos pasar por roadies para agarrar un plato de comida, brownies y 3 vasos de cold brew (lo que viene siendo café con hielo, pero sin hielo, frío. Un concepto). En una de esas compartimos asiento con el cantante de Adolescents y sus dos hijos pre-adolescentes de aparente pusilánime actitud ante la vida. De hecho uno de ellos pasó olímpicamente de ir a ver a la banda de su padre y prefiriendo quedarse en dicha carpa jugando a la PSP. Y ahí es donde vi una magna lección de crianza, cuando su padre resignado le contestó “OK, no vengas, pero prométeme que irás a ver a GWAR”. Sabía de lo que hablaba.

[aquí hubiera insertado un breve vídeo de GWAR
y del baño de sangre,
pero el mundo ya ve bastante violencia]

Puede que sea un anacronismo, pero lo disfruté con las ganas de mi yo quinceañera y la objetividad de mis 31 años pasados de vuelta.
Y encima, gratis.



Elen


*Esto es desde detrás, con la perspectiva de sus espaldas, no que los viéramos mal.
**John Lydon (a.k.a. Johnny Rotten) sigue vivo. A pesar del Warped Tour.
*** De TODO.