Sunday 28 December 2014

Navidad a 20°C

A punto he estado de, en lugar de escribir una nueva entrada para el blog, hacerme un video al puro estilo “discurso del rey en Nochebuena”, pero al final, entre lo dejada que soy  y que me he mordido el labio comiendo un pretzel relleno de manteca de cacahuete, he pasado.

No os voy a mentir, no hay mucho que contar. Y es que meterse en el espíritu navideño cuando vives en un sitio donde las temperaturas no bajan de los 17°C y la gente, por defecto, va vestida como si volviera de la playa… pues es mas bien difícil. Eso sí, en mi barrio, las decoraciones en las casas rozan el estilo epiléptico. Por supuesto, en la foto no se aprecia, pero todas esas luces parpadean. 

La navidad en mi barrio o donde los duendes de Santa Claus vienen de after.

He visto pistas de hielo falso y he visto coros de villancicos por ahí, pero aún no han venido a mi puerta a pedirme el aguinaldo. Y de verdad espero que no lo hagan, primero porque no soy fan de darle dinero a la gente por cantarme canciones de trasfondo cristiano y segundo, porque en mi barrio últimamente están pasando cosas dignas de estudio por la Fringe Division (como mi madre esta analogía no la habrá pillado, voy a abstenerme de tranquilizarla).

Así que aquí estoy, con menos espíritu navideño de lo normal (que ya suele ser muy poco, pero sin llegar a niveles del grinch) pero encantada porque hace sol. A pesar de todo, la cena de Nochebuena se desarrolló con normalidad aunque nadie me preguntase si tengo algún “refresquín” (novio en el lenguaje abuela) ni brindase con Gaitero. Pero comimos gambas. Y aunque no me lo esperaba, recibí unos cuantos regalos por correo de personas a las que adoro, que se merecen una cesta de cachorritos y mucho amor por haber hecho de mis primeras navidades fuera de casa, menos deprimentes. El día de Navidad lo disfruté viendo por enésima vez Love Actually y bebiendo vino californiano y café con ponche de huevo (que creí que era una guarrada que yo me había inventado pero al parecer ya se le había ocurrido a Starbucks antes). Por la noche me fui a cenar con una familia judía muy simpática, así que yo diría que lo más navideño que hice ese día fue ver la película de Richard Curtis.
Hoy me fui a pasear y contemplar el atardecer desde el templo mormón de La Jolla. Lo mejor de todo es que me encontré un avión de juguete en el suelo y que tuve la oportunidad de hablar con Sister Mary y Elder Michael (los nombres me los estoy inventando para proteger las identidades de estos mormones de Arizona que se encontraban de misión en el templo de La Jolla a las 5pm del 28 de diciembre). Intenté que me explicasen su religión pero la idea principal que le saqué a Elder Michael es que ser católico es erróneo, que su libro es mucho mejor que la biblia y que construyen templos. Esto último parecía ser importante a juzgar por el número de fotos que me enseñó de templos alrededor del mundo. De Sister Mary lo único que averigüé es que quiere ir a España de vacaciones.

Templo mormón de San Diego

Elder Michael me mostró fotos de dónde bautizan a los muertos, algo parecido a un spa. Al parecer, se dedican a escarbar en la genealogía de cada uno para bautizar a sus muertos, así que tened cuidado, porque aunque no estéis metidos en esta movida, puede que vuestra alma acabe siendo mormona porque vuestro tataranieto decida convertirse a esta religión. Por supuesto, me preguntó que de qué religión era yo, y creí más conveniente decirle católica que explicarle que soy atea por si acaso comenzaba a rociarme con agua bendita. Y es que ser ateo en este país tiene connotaciones muy negativas, casi equiparable a visitar una clínica de planificación familiar gratuita.
En resumen, no creo que me convierta y una a la Church of Jesus Christ of Latter-Day Saints o Movimiento de los Santos de los Últimos Días, como lo llaman en español según Google (amén). Parece un club demasiado elitista, Elder Michael me dijo que no puedo entrar al templo pues sólo los miembros lo tienen permitido. Pues que les cunda. Yo me voy a casa a tomarme un carajillo American-Christmas edition (con ponche de huevo, vaya).

El Belén mormón

Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo, amigos. Pronto os contaré cómo es Nochevieja en California, si es que merece la pena ser contado. O si sobrevivimos al intento de mi roommate de encender la caldera de gas.


Elen

Sunday 30 November 2014

Giving Thanks

La dirección asistida, el café, mi visado, las segundas (y terceras) oportunidades, los analgésicos, la PCR, los errores que he cometido y todas las cosas que he aprendido, los ukeleles, la gente que se ríe, las galletas, la cerveza, mi familia, mis amigos y la gente que no me da por muerta por haberme mudado a EEUU, la tortilla de patata...

Todas esas cosas, y muchísimas más, son por las que yo estoy agradecida. Y es que esto del “Thanksgiving” no sólo consiste en comer y beber sin sentido (como veis, amigos, los americanos y los asturianos también tenemos cosas en común). He celebrado el Thanksgiving doblemente. Primero, y unos días antes del verdadero día de Acción de Gracias, con un grupo de americanos que no conocía. Esta es una celebración familiar para comer y beber sin sentido, pero a veces también lo celebran con amigos y lo llaman “Friendsgiving” (qué ingenioso...) y una cosa muy buena es que suelen invitar al inmigrante de turno (yo) porque damos bastante pena y creen que lo más horrible que te puede pasar en la vida es tener que pasar Acción de Gracias sola delante de la TV mojando donuts en Jameson (supongo que ésto es lo que ellos se imaginan que sería mi alternativa).

Pues en una y otra versión de Acción de Gracias (la de amigos y la familiar) además de comer y beber como si no hubiera un mañana, también suelen decir por lo que están agradecidos. Me pareció muy bonito y profundo, a pesar de que la mayoría de la gente recurre a clichés del tipo “mi familia y mis amigos”. Pffff… (mamá, os quiero, no te preocupes). Por supuesto, esta operación hay que realizarla antes de que la tía Margaret pierda la conciencia a golpe de chupitos de Southern Comfort.

Pero hablemos de qué es en realidad esto del Thanksgiving. Podía haber buscado en la wikipedia para conseguir una versión históricamente más precisa, pero voy a reproducir la explicación que mi entrenador de Muay Thai me ha dado (quien, además, no estoy totalmente segura de que sea americano). Hace mucho tiempo, cuando los EEUU no eran estados ni unidos, llegaron los ingleses a civilizar todo esto y a buscar libertad religiosa (así me lo dijo: “religious freedom” lo cual yo lo traduzco como “vámonos al Nuevo Mundo a pecar”). Pero los ingleses, que son muy de creerse capaces de hacer cosas mejor que los demás, llegaron aquí y vieron que todo esto era muy distinto de su querida Albión y que ni por asomo iban a ser capaces de sobrevivir con la agricultura que conocían. Así que los nativos americanos (los indios de plumas en la cabeza), que se conoce que son buena gente además de saber montárselo muy bien a base de casinos, ofrecieron a los ingleses compartir sus alimentos para que no se quedaran pajarito. Es una historia muy bonita de buena voluntad y hermandad, hasta que piensas que luego los ingleses a lo largo de los años se dedicaron, básicamente, a masacrar y eliminar a los nativos americanos. Y es que si hemos aprendido algo de los ingleses, es que se olvidan muy rápido de las cosas buenas que has hecho por ellos. Así que supongo que esto de Acción de Gracias no debe de ser una celebración muy popular entre los nativos. 

Plato de la cena. Imagen de Google a la izquierda, plato real a la derecha. Es todo cuestión del filtro de la imagen

Y después de Acción de Gracias tenemos esto del Black Friday que, en contra de lo que alguien me dijo el año pasado, no es un viernes dedicado al Black Metal. En teoría, es un día de descuentos brutales. Pero yo lo único que vi fue mucha gente paseándose por el mall. Sí, había descuentos de hasta el 50%, pero en tiendas en las que gente como yo no suele entrar a comprarse la ropa (i.e. tiendas CARAS). Al parecer, estaban ligeramente preocupados porque hubo muchísimas ventas de armas. Así que espero un 2015 lleno de diversión y tiroteos. Por supuesto, hubo un asesinato y suicidio en un centro comercial (creo que fue en Chicago, pero no me hagáis mucho caso). Los americanos, sin duda, saben cómo y cuándo hacer las cosas para conseguir la máxima atención. Que se lo pregunten a los de Ferguson.
Así que, en resumen, mi Black Friday consistió en luchar con la indigestión, perderme en el mall unas cuantas veces, y acabar comprándome cremas rebajadas en Body Shop y ropa en la tienda más choni que encontré. Keep it classy.

Me ha gustado mucho esto del Thanksgiving y ver a los americanos tan emocionados. Qué majos son. Vosotros, por qué estáis agradecidos? 


Uno de los pavos indultados por el Presidente este Thanksgiving.


Me voy a disparar latas al desierto. Cuídense.


Elen

Friday 14 November 2014

¿Somos lo que comemos?

Me estoy quedando sin ideas sobre qué escribir. Pero no sé si será porque estoy adaptándome tan rápidamente que las cosas ya no me sorprenden como al principio. Y si veo una señora de 400kg en una silla de ruedas sorbiendo donuts mientras su marido recoge con una pala una zarigüeya muerta de la cuneta, me parece tan normal como ver a la gitana de la plaza gritando “bragas a euro”.
Me han sugerido que escriba una entrada sobre comida. Tengo que decir que en una entrada anterior mencione el item alimenticio que más me había impactado hasta el momento (el corn dog) pero eso ya no me parece ninguna novedad. Ya me lo comí una vez, y con una vez basta, tampoco hay que arriesgar, por mucho que me fascine el “live fast, die young”.
Con mi renovada hipocondria sobre la diabetes, probablemente derivada por la cantidad de azúcares que TODO contiene aquí, la verdad es que no me he introducido mucho en la gastronomía local. Menos mal que vivo con dos americanos que tienen muy poco aprecio por la alimentación sana. Aun así les pregunté sobre qué platos típicos podría probar aquí, en un afán desesperado de tener base para defender la gastronomía de esta gran nación, igual que me pasó en Inglaterra donde, sorprendentemente, se puede comer algo más que un fish and chips y en realidad puedes encontrar cosas ricas que no estén deep-fried.

¿Sabéis, amigos, lo que es la Chicago pizza? Bueno, yo no lo sabía, pero lo descubrí hace poco. Mi roommate llevaba tiempo ya diciéndome que tenía que probarla, que era de gran importancia que comiese la pizza Chicago de no-se-qué-sitio (no le entiendo muy bien cuando dice nombres propios, de hecho anteayer por primera vez entendí que es de un sitio llamado Merced, a pesar de que me lo dijo ya unas 345 veces) y la comparase con la New York pizza (que, para mí por lo menos, es la pizza de toda la vida). Y os preguntaréis, si sois tan ignorantes como yo en cuanto a grasas saturadas se refiere, que qué coño es la Chicago pizza. Pues es algo así como una pizza rellena. Rellena de más pizza. Una sola porción podría acabar con el hambre de Somalia. O ser el banquete de bodas de Mario Vaquerizo. No la confundáis con la calzone, porque no es eso.

Creador de la Chicago pizza... supongo,
Los americanos son gente muy de “I want it all, I can’t get enough”. Y oye, por qué no? Así les va de puta madre. Lo quiero todo y lo quiero ya. Pues con la comida igual. Ellos no tienen ese problema de no decidirse y no saber qué comer… porque si tienen la duda entre dos cosas diferentes, las juntan y todos tan contentos. Como es el caso del chili dog (entre otros). A ver, Mike, qué te apetece cenar esta noche, sweetie? Chili con carne o hot dog? NO!! Junta las dos cosas y punto! Yo, personalmente, no tengo ese tipo de dudas existenciales porque en mi despensa ahora mismo hay una lata de sardinas, media botella de Southern Comfort y tres kiwis. Pero volviendo al tema, lo de mezclar varias comidas en una tiene, indudablemente, dos ventajas principales: te puedes ahorrar el esfuerzo de decidir (algo que se me da fatal) y no es necesario ningún talento a la hora de cocinar, porque con tantas cosas mezcladas los sabores se anulan, tus papilas gustativas se saturan y tu cerebro se vuelve incapaz de discernir si lo que te estás comiendo está bueno o es peor que el disco de Paris Hilton (esto se puede considerar una sinestesia, no?).
Sin embargo y a pesar de lo negativo que pueda parecer lo que escribo, todo lo que he probado no es tan malo como parece. Al menos nada es equiparable a la deep-fried Mars bar, orgullo de Escocia.
Pero bueno, estoy segura de que en algún recóndito lugar de los EEUU hay algo que merezca la pena ser probado y que quizás aún no haya sido aprobado por la FDA.

Al final igual lo del roadkill no es ni tan mala idea
Si lo encuentro, seréis los primeros en saberlo.
Otro día os hablare de la dieta macro-paleo-orgánico-vegana, que viene a ser el extremo opuesto de todo lo que acabo de explicar aquí. Porque este país también es muy de extremos. Los términos medios son para los cobardes. Y eso es así de to la vida.

Cuídense, comrades.

Elen


Sunday 2 November 2014

Halloween, el Día de los Muertos y la resaca

Las redes sociales se ponen divertidas durante Halloween y no por el despliegue de fotos con filtro de los diferentes disfraces, si no porque unos y otros intentan justificar sus razones de por qué celebran, o no, Halloween. Halloween no es una fiesta que se hayan inventado los americanos, aquí la trajeron los buenos de los irlandeses y sus orígenes son celtas… bla, bla, bla. Dejad de engañaros, lo que queréis es disfrazaros y beber como si no hubiera un mañana. Que esa es la esencia de cualquier fiesta hoy en día.

Pues para mí, igual. Nos disfrazamos, bebimos, salimos de casa (o al menos, lo intentamos) y luego un blackout de 2 horas hasta que me eché a dormir. Pues muy bien, lo que viene siendo la noche de Halloween en sí, para mí poca diferencia tiene con el Carnaval que celebramos en España de toda la vida. Pero las otras cosas que hace aquí la gente, como sacar a los chiquillos a pasear por el barrio a que hagan el trick-or-treat (a mi puerta vinieron niños extremadamente adorables vestidos de pollito a los cuales les di un montón de chocolate, y les hubiera dado mi cartera si me la hubieran pedido) o el “pumpkin carving” (lo de las calabazas) me parecen cosas muy divertidas y muy alcohol-free, que tampoco viene mal… aunque supongo que lo de las calabazas puedes hacerlo borracho si quieres.

Mi primera calabaza, a la izquierda. Siguen apostadas a la puerta de casa, pero no espantan a nadie.
El 1 de noviembre se celebra el Día de los Muertos (nunca mejor dicho, porque algunos tienen una resaca del copón y parece que acaban de volver del centro de rehabilitación). Aquí, en Old Town todo el mundo va muy feliz con la cara pintada como una catrina y adornan las tumbas con cosines y ponen puestos por la calle con fotos de sus muertos. Y toman margaritas, aunque no sé cómo de tradicional es eso en realidad.




Os daría más detalles, pero hay trece americanos borrachos gritándole a la tv en mi salón, porque hoy hay football (entiéndase, football americano, no lo que nosotros entendemos por football y que aquí llaman soccer) y no sé si unirme a ellos o ir a mirar gaviotas antes de que anochezca. Y es que aquí hemos atrasado la hora hoy y a partir de las 17h ya es de noche. Yo creía que en California esto no pasaba.

xxx

Elen

Monday 13 October 2014

Welcome to Tijuana

Todo el mundo me preguntaba que cuando tenía pensado bajar a Tijuana. Y yo decía que nunca, porque no me apetecía ni meter el coche en México ni tener que sobornar a algún agente de policía (como cuentan las leyendas). No tenía yo la menor curiosidad en conocer Tijuana. Ahora no puedo pensar en otra cosa más que en la siguiente oportunidad para volver.



 Cruzamos la frontera caminando, así de cerca están San Diego y Tijuana, que no te lleva más de 10 minutos ir de un lado al otro. O al menos cuando lo haces en dirección Sur. A nadie le importa si estás saliendo de USA. Todo el mundo es bienvenido en México. De hecho, puedes cruzar sin llevar ningún tipo de identificación, porque nadie te la va a pedir en la frontera. No hay nadie. Bueno, un par de tipos vestidos de militares con metralleta, pero están a su bola, seguramente repasando mentalmente la discografía de Paulina Rubio. Lo único que protege el paso de USA a México es un torno.

Caminamos la Avenida de la Revolución donde hay muchos burros pintados de cebra y todo el mundo se dirige a ti en inglés, porque como apestas a turista desde kilómetros a distancia, asumen que eres americano (comprensible por otro lado, con mi 1.70 y melena rubia). Todo el mundo intenta venderte su tequila y lo que sea. Llegamos, después de cuasi-perdernos unas cuantas veces, a un sitio llamado Food Garden, bastante trendy diría yo, para lo que me esperaba de Tijuana. Comimos y bebimos (bebí) un par de birras por nada y menos. Y ya sabéis lo fan que soy yo de las cosas baratas o gratis.

Aquí con mi almuerzo de menos de $4 (cerveza incluída!).

Cómo no dejar propina?
No me extraña que los americanos bajen a Tijuana a emborracharse, no sólo porque la edad para beber es más temprana, si no porque el alcohol es ridículamente barato. Me tomé el mejor Margarita de toda mi vida por menos de 2 euros, en un bar llamado El Dandy del Sur. Los que me conocéis sabéis lo que me apasionan los bares de paisanos en la línea Casa Camacho… El Dandy del Sur tenía indudablemente más estilo, pero la misma esencia.

El Dandy del Sur.
Después del Margarita nos cruzamos a la acera de enfrente a tomar mezcal y comer grillos fritos (llamados chapulines). Ni tan mala la experiencia. Están crujientes y me he planteado empezar a comerme los que cazo en mi casa, calculo un ahorro semanal considerable en cenas.

Grillos o chapulines como los llaman allí. Da cosica si se te queda una patita entre los dientes.


La gente es tan amable y el tequila está tan bueno que si no fuera porque trabajo en el norte de San Diego (lo que supondría conducir cada día al menos 1h en el mejor de los casos, es decir, sin tráfico, situación que nunca se da en Southern California y menos en la frontera) me plantearía venir a vivir a Tijuana.

Cuando volvíamos unos lugareños un tanto sospechosos intentaban indicar a los turistas despistados “un atajo” para llegar antes a la frontera. Ese atajo era un callejón muy oscuro que iba en dirección diametralmente opuesta a donde estaba la garita fronteriza. Llamadme suspicaz, pero no creo que quisieran echar una partida de tazos.
La vuelta ya fue otra historia. Hicimos cola durante 1 hora y 45 minutos, apenas avanzando,  tiempo que aproveché para investigar las farmacias y OH! los medicamentos también son baratos y la posología es mayor! Lo que no sé es cómo de estrictos serán a la hora de venderlos sin receta (o de pasarlos luego a USA). Aquí ya sí que tienes que enseñar todos tus documentos, contestar preguntas obvias para demostrar que “tú eres tú” y declarar lo que traigas de vuelta. Pero no hubo ningún problema y lo único malo que me traje de mi día en Tijuana fueron seis picaduras de mosquito.

La cola de entrada a México...

...y la de salida.
En contra de todo pronóstico, me encantó Tijuana, la gente, el ambiente auténtico y la Wendy (una chihuahua gorda como una cebolla que me encontré casi nada más llegar a México).


Muy bien xx

Elen

Tuesday 7 October 2014

No todo va a ser playa

Acabo de tomar un café con uno de los ganadores del Príncipe de Asturias de Investigación Científica  y Técnica del 2004: Tony Hunter. No me voy a poner a hablar de por qué recibió el premio, ni en qué consiste su investigación, porque para eso tenéis Google y Wikipedia y porque este blog lo empecé con una premisa muy importante: no hablar sobre el trabajo.

Tony Hunter, un tipo simpático. E inglés.

Esta entrada igual roza la violación de dicha premisa, pero creo que merece la pena comentarlo.  

Hace unos días hice una pequeña pregunta en mi facebook que algunos contestaron de manera bastante ingeniosa (que me descojonaba mientras lo leía, quiero decir).


No le pregunté todas esas cosas, muchas porque no venían a cuento (en el parking del curro no hay zona azul asi que no necesito suelto y el café se lo sirvió él mismo, y no sé si se lo tomó con o sin leche, pero estoy bastante segura de que no le puso “unes gotines”), pero sí que le pregunté si conocía los Premios Príncipe de Asturias antes de recibirlo. Sorpresa, sorpresa (nótese el sarcasmo), la respuesta fue “No”, seguida de una risilla. Sin embargo dijo que le encantó Oviedo, que le pareció una ciudad y una experiencia maravillosa, que le encantaron las gaitas y que le sorprendieron muchísimo porque no tenia ni idea de que en España ese instrumento fuera típico de ningún sitio (el norte de España, ese gran desconocido por carecer de paella y flamenco), y que le hizo ilusión ver cómo las tiendinas de la Calle Uría felicitaban a los ganadores y exhibían las fotos de sus caretos. También le cayeron muy bien don Felipe y “la reportera” (en sus propias palabras, refiriéndose a la Leti, claro) y está enterado de que don Felipe ahora es rey. Yo creo que con estos comentarios tan positivos por parte de Tony Hunter, como solemos hacer en Oviedo, habría que levantarle una estatua, como mínimo. Quizás al lado de la de Woody Allen, para que así no sea el pobre de Woody el único que sufra el robo de sus gafas.

El pobre Woody, condenado a caminar solo por el centro de Oviedo.
El resto de la conversación fue dominada, por supuesto y como era de esperar, por temas más científicos, pero sobre todo (y a raíz de la controversia que levantó uno de los ganadores del Nobel de Fisiología del año pasado, Randy Schekman) cómo estamos sometidos a ser las “putillas” de los grandes journal (Nature, Cell, Science…) donde se nos obliga a publicar (la norma que no está escrita en ningun lado pero todo el mundo sigue) si es que quieres llegar a algo en tu triste vida científica. 
Puede que Randy Schekman no lo dijera con estas mismas palabras...

Nos aconsejó que nos arriesgáramos, que intentásemos marcar la diferencia… pero sin pasarnos, que si no funciona luego estamos jodidos. Así que bien, amigos, el café no estaba mal y la charla fue amena e interesante, pero una vez más, nadie tiene la fórmula exacta para llegar a ser algo o alguien relevante en la vida. Como el Profesor Hunter dijo “tiene mucho que ver con estar en el momento adecuado, en el lugar adecuado… y conocer a la gente adecuada tampoco hace daño”. Nada nuevo bajo el sol.

Cheers, Tony.

xx


Elen

PS: Todo ésto me ha hecho preguntarme... cómo se llaman los Premios ahora? Aún Príncipe de Asturias? Es más... quién ostenta dicho título? Está vacante? Puedo presentarme como candidata?

Wednesday 1 October 2014

El cielo de California es de otro color

Hoy, por primera vez en dos meses, me he dado cuenta de que el atardecer en California tiene más colores. Pero supongo que sea una de tantas cosas de las que aún no me había dado cuenta. Como por ejemplo, que el tofu es barato y se puede cocinar de forma que no sepa a pie.

Sunsets in CA. Sin filtros, ni pijadas.

En otro orden de cosas, intentando contentar a mi madre (la cuál sé que es una fiel seguidora de mi blog, a pesar de que no deje nunca ningún comentario porque quizás no sepa cómo) el viernes pasado me fui a tomar algo a Pacific Beach. Madre, tengo que decirte que después de lo que vi el viernes veo difícil cumplir tu deseo de tener nietos rubios y americanos. Amigos, todo lo que hayáis visto en las películas y en las series, el modus operandi de ligar en un bar, es fiel a la realidad. Llegará el individuo 1, al que llamaremos Mike, para contarte, después de un “hey babe, what’s up?”, que es marine y que tiene un montón de pasta. Mike te enseñará a cómo desarmar a alguien si te apuntan con una pistola y te dirá que te quiere llevar a una galería de tiro (o como se llamen esos sitios).  Mientras que Mike te da la chapa un rato y tú piensas si te dará tiempo a poner una lavadora mañana por la mañana antes de irte a la playa, llegará el individuo 2, al que llamaremos Joe, para decirte “hey babe, is this guy bothering you?” (traducción: te está molestando este tío?). Y tú seguirás pensando: “una lavadora sí… pero la secadora no me va a dar tiempo si quiero estar tomando el sol antes de las 11”. Pero llegará ese momento en el que te darás cuenta de que Joe lleva tatuada a la virgen y al arcángel Gabriel en el antebrazo. Y ya, como último rescate, llegará el camarero, al que llamaremos Andy, que te empezará a contar que es músico y que está seguro de que te encantará su música. Te dará su tarjeta, que tendrá pinta de haber sido diseñada con una plantilla del power point, y tú la encontrarás hecha una bola en tu bolso dos días después y decidirás darle una oportunidad porque “quién sabe, lo mismo es el próximo one hit wonder mundial”. Pero no. Si el dolor de ovarios tuviera banda sonora, sería la música de Andy (lo siento, Andy).

Que yo creía que personajes como Joey Tribbiani o Barney Stinson eran exageraciones, pero deben de ser más comunes aquí que las palmeras o las manifestaciones cristianas.
Llamadme clásica o romántica, pero prefiero que me vengan con un “por ti cuchaba en chancles” de toda la vida.

Y antes de despedirme, las cosas más esenciales que he aprendido este mes:
1 – Si alguien te ofrece “shotgun” no es que te quiera llevar a pegar tiros a latas en un descampao, te está ofreciendo el asiento del copiloto. Aunque habría que estudiar el contexto para estar seguros.
2 – No es una leyenda urbana, algunos americanos piensan que España está “por la zona de México”.
3 – Hagas lo que hagas, y pase lo que pase, estate SIEMPRE preparado para un high-five.
4 – En San Diego también hace frío. Hace cuatro noches tuve que ponerme una mantica por encima para dormir  :(
5 – Las reglas del fútbol americano.

Xx

Elen

PS: Le dedico este blog a mis padres, que llevan casados 30 añazos, y eso ye mucho cuchar.

PS 2: Iba a subir esta entrada el martes, pero al parecer internet se había caído en toda la zona. La gente se habrá visto obligada a leer y/o hablar con sus familias, así que supongo que mañana en las noticias hablarán de varios suicidios en el norte de San Diego. 

Sunday 21 September 2014

La culpa la tuvo Callejeros Viajeros

Seguramente los que hayáis vivido fuera en algún momento y tengáis facebook, estaréis familiarizados con ese submundo dentro de la mencionada red social que son los grupos de “Españoles en (insertar nombre de ciudad)”. Nunca estuve en ninguno de esos grupos, porque me parecen inútiles, aunque últimamente me encuentro en medio de un duelo interno sobre Facebook y su provecho real. Sin embargo, esta vez sí que me metí en el de “Españoles en San Diego” porque pensé que quizá sería útil a la hora de encontrar un coche de segunda mano o alguna casa en alquiler. Por supuesto, me equivoqué. Pero no me he atrevido a borrarme del grupo, porque al menos me echo unas risas. Mudarse a USA no es moco de pavo, el sistema es muy diferente al europeo, no es como en la UE que con presentar el carnet de socio, ya te vale pa todo y nadie duda de que seas una persona real. Podríais pensar, en vuestra ignorancia, que estos grupos de “Españoles en…” están llenos de preguntas legales y cosas por el estilo, dudas que se consultan con gente que ha pasado esos mismos trámites antes que tú… Pues no! Os equivocáis miserablemente, igual que yo! En realidad está lleno de españoles que quieren juntarse con más españoles para tomar unas cañitas y quejarse de lo difícil que es conocer y hacer migas con los “locals”. Quizás dejando de hacer gueto conociesen más "locals", pero qué sé yo. También consultan dudas, a veces. Lo último que he visto ha sido una chica preguntando dónde comprar sábanas. Bravo, amiga.

Otro "sunset" en La Jolla Shores.
El día que inadvertidamente me registré en el consulado, la cónsul honoraria que exudaba cañí por todos sus poros me sugería que organizase quedadas en la Casa de España con todos los españoles que trabajaban en el mismo instituto que yo. Estoy abierta a conocer a cualquier tipo de gente todo el tiempo, pero si quisiera forzarme a estar rodeada de españoles todo el tiempo… quizás me hubiera planteado volver a España. No me malinterpretéis, que no es que odie España ni a los españoles, pero es que me da exactamente igual. No tengo la necesidad de estar rodeada de gente de mi misma nacionalidad para sentirme bien (de hecho muchas veces funciona justo al contrario) y lo que ponga tu pasaporte no me va a motivar para ser tu amiga (ni tu enemiga).

Dicho todo ésto, espero que no me retiren la nacionalidad o que la cónsul tome represalias.

Si algún día os aburrís, os sugiero que, de forma aleatoria, elijáis uno de esos grupos en Facebook y os apuntéis. Seguro que unas risas os echáis.


Yo en la playa. Señor bañándose al fondo


xx

Elen



Sunday 14 September 2014

Ya tengo coche, casa (alquilada, claro), seguro médico, seguro dental, seguro del coche, carnet de conducir, número de la seguridad social, tarjeta del supermercado, gym membership, cactus, ukelele, … Así que creo que ya estoy lista para empezar a darme cuenta de lo que realmente significa vivir en California. Igual de empezar a entender por qué todo el mundo que vive o ha vivido en San Diego dice que es el sitio más maravilloso del mundo. Claro que es estupendo despertarme cada mañana en un sitio donde sé, a ciencia cierta, que va a hacer el sol y el calor necesarios para irme a la playa si quiero. Y que puedo elegir entre al menos media docena de playas que me quedan a 10-20 minutos en coche de casa (a ver si os creíais que podía ir caminando). ¿Que no quiero ir a la playa? Pues puedo mirar a ver qué conciertos hay por aquí cerca. Y si no, irme al Walmart a pasar la tarde, experiencia necesaria para conocer cómo la sociedad americana realmente funciona. Y si no, esperar a ver qué planes se presentan.

Y así es cómo ayer acabé comiendo sándwiches, crudités y uvas en casa de una familia republicana de tradición militar. De nuevo, nadie sacó ningún arma e incluso me dejaron utilizar el baño. La noche anterior, otro republicano ajeno a la mencionada familia, me estuvo explicando todos los tipos de armas disponibles a “la gente de a pie”. No sé si recuerdo bien, pero al parecer una de calibre 22 no necesita registrarse y puede causar la muerte si se está lo suficientemente cerca de la víctima. O algo así. En el Walmart te puedes comprar una.
Pero no creáis que la gente va por ahí hablando de pistolas y de cómo matar a alguien. También me estuvieron explicando cómo California, al parecer, quiere dividirse en 8 sub-estados (aunque en este tema nadie parecía tener muy claro en qué consistía la historia y no sabían ni por qué querían separarse ni cuáles eran las ventajas. Como la historia de Cataluña y Escocia, supongo, la cual no he conseguido que nadie me explique las razones de forma que te hagan decir “Ah! Ahora os entiendo, hermanos!”).

Sigo creyendo que la gente aquí es increíblemente amable y simpática. Gente aleatoria te preguntará cómo estás, con genuino interés, y establecerá contigo una conversación banal a la que tendrás que poner fin porque si no puede extenderse en el tiempo hasta el infinito. Aquí a la gente le gusta la gente y le gusta hablar. Quieren saber qué haces (para llamarte “nerd” en tu puta cara), de dónde vienes (ya me han tomado por rusa y por brasileña,… ¿en serio?) y si te gusta San Diego (pregunta que aún no estoy preparada para responder y, puesto que no me gusta mentirle ni a desconocidos, respondo con un bonito “I’m still settling down” que parece funcionar).

También puede ser que todos estos amables desconocidos sean agentes del gobierno que me están vigilando.

Y como hoy no tengo fotos para ilustrar el blog, pongo la foto de unos cachorrinos que seguro que me incrementa las visitas más que el propio contenido literario del blog en sí.



Love



Elen

Tuesday 2 September 2014

Me encantaría poder contaros que he conocido a alguien como esos americanos que nos enseñan en la TV y estamos acostumbrados a ver en youtube. De esos que se pasean por ahí disparando desde la ventanilla del coche o se paran en mitad de la autopista a recoger zarigüeyas muertas para dar de cenar a la familia. Pero aún no he tenido esa suerte. Aunque sí que he conocido republicanos (nota: los que votaron a Bush).

Está esa señora del supermercado que va con el pelo más sucio que Kesha un domingo, y que intentó atropellarme con un carrito lleno de donuts. Están mis vecinos, a los que cariñosamente llamaremos a partir de ahora Joe y Mike, que se sientan en sillas plegables con una Corrs Light en la mano todos los domingos por la tarde, en su garaje, con el portón abierto, para saludarme alegremente cuando paso corriendo por delante (huyendo de los mapaches, no creáis que me he convertido en una “runner” de esas). Están los señores asquerosamente ricos de La Jolla que tienen tanto, tanto, tanto dinero que lo donan A LA CIENCIA de forma regular, llegando a pagar $15000 por el cubierto de una cena benéfica. Y está el señor que pide limosna al lado del semáforo a la salida del centro comercial y que duerme cobijado en el arbusto de al lado de Sears (nota: el equivalente a El Corte Inglés, más o menos). Están los obesos mórbidos que se transportan a sí mismo en sillas de ruedas eléctricas hasta Taco Bell para desayunar su “breakfast burrito” o merendarse media docena de “corn dogs” (ese concepto, fusión, que los escoceses no discurrieron a pesar de su afición al “deep fry” indiscriminado).

Corn dog: una salchicha metida en un bollo de pan de maíz, rebozado y clavado en un palo. Alta cocina, amigos.

También está la vieja pelleja a la que le cuelgan todos los músculos menos los de la cara, duros como cemento de tanto botox, y que sale a correr todos los días después de haber hecho 4 horas y media de Pilates. Y la rubia que conduce un coche con matrícula “SHOWGRL”. Y están los surferos, que sólo hablan de surf, y a veces de delfines y tiburones.

Mike y Joe

 Sin embargo, todo el mundo me ha parecido gente amable y sonriente (salvo la que intentó atropellarme). Incluso los empleados del DMV (Departamento de Vehículos de Motor, o lo que es lo mismo, donde trabajan Patty y Selma). Mucha gente autóctona me advirtió de la experiencia que sería ir al DMV y de las posibilidades de que alguien con sobrepeso y mal humor me atendiera y quizás, me insultara. Pero tengo que decir que me parecieron amables y relativamente competentes. En la cola había desde Latin kings con tatus en la cara, hasta señoras con rosarios tatuados en las tetas, niños acompañados de sus padres para sacarse el carnet por primera vez, ancianos muy ancianos pagando el registro del coche (puede que por última vez) e incluso marines... De todas formas, aún tengo que volver para hacer el examen práctico de conducir (a estas alturas de la vida, tener que repetir esa pesadilla…), así que la experiencia puede ampliarse.
Todo lo que hemos visto en las películas y en las series, todos esos personajes, todos esos caracteres que quizás pensamos que eran exageraciones… existen.
Y cualquiera que sea de fuera de California te dirá que los californianos son así, gente amable y sonriente, que te hablan y te entretienen, pero que no llegan más allá. Y te dirán que no esperes hacer amigos íntimos aquí, porque la gente no profundiza. Pero yo aquí sólo llevo un mes. Si no, tendré que buscarme amigos de Delaware.
Aunque pudiendo disfrutar de estos atardeceres en la playa, no me extraña que se les olvide hacer amigos.

Atardecer en La Jolla Shores (el nombre es real, no me lo he inventado).

Elen

P.S.: si alguien ofrece su ayuda para arreglar la estética de mi blog, será muy bien recibida. A pesar de mi dominio del paint, soy consciente de que podría mejorarse. Gracias.

Friday 29 August 2014

Welcome to California


Me he mudado a California hace ya un poco más de un mes. Estados Unidos (EE.UU. o USA, llamadlo como queráis), tierra de la libertad, el pan de molde, las propinas desproporcionadas y la cerveza light. Uno se viene aquí creyendo que, más o menos, sabe a lo que tiene que enfrentarse… pero NO. Llegas aquí y te das cuenta de que no tienes puta idea. Y si se te ocurre googlear algo así como “mudarse a EE.UU.” (sí, lo he hecho) te salen páginas bizarras que te aconsejan que pasos seguir para no acabar siendo un inmigrante ilegal, lo cual supongo sea de utilidad para algunos. Gracias. Pero yo la información que buscaba era algo más simple. Cuando llegas aquí no sabes ni cómo se llama el típico supermercado. Así que pasas por delante de carteles gigantes que ponen Rite Aid Pharmacy y no se te ocurre que dentro también vendan comida.

Estoy viviendo en el Sur de California. No cerca de San Francisco. Al lado de Tijuana, México. Por favor, nótese que Alaska en realidad no está ahí abajo. Lo ponen ahí en plan Islas Canarias.

Decidí mudarme aquí en julio. Julio es el mes más caro para volar, con bastante diferencia. Pero no sólo eso, me mudé aquí el fin de semana de la Comic-Con (si no sabes lo que es eso es que eres un mustio) así que todo, TODO, estaba “fully booked”. Ni una maldita cama para alquilar en todo San Diego o pueblos de alrededor. Y ni un puto coche para alquilar. Pero tuve la suerte de que una pareja muy simpática (contacto de un contacto) me acogiese y me llevase por toda la ciudad durante el fin de semana visitando pisos de alquiler. El karma debería devolverles algo muy bonito… como un árbol de gominolas o una cesta de cachorritos.

Y esto me lleva a empezar explicando mi primer trauma: las AGENCIAS INMOBILIARIAS. Malas como cagar y vomitar al mismo tiempo. O una canción de Kesha.
Podría pararme a explicaros cómo son esos seres que trabajan en las agencias, pero en lugar de eso, dos palabras: Lionel Hutz (en su momento "agente inmobiliario". Los Simpsons son un documental de la vida americana).


Pues bien, esos seres empiezan a contarte rollos de que no están seguros de si podrán alquilarte el piso, porque claro, eres extranjera y no tienes “credit history” (un concepto maravilloso que aparecerá en tus pesadillas durante los primeros meses de tu vida americana y que ya explicaré algún día) pero, aún así, te sacan un papel llamado “application form”. Tienes que darles las gracias, pagar la gilipollez que te pidan por la application form (que suele ser un precio muy aleatorio que cada agencia establece basada en ningún criterio y que yo he visto variar desde $15 a $65) y rezar para que te consideren “fiable”. Porque, sí, aquí el alquilar un piso es casi un favor que te hacen dejándote vivir ahí. Da igual que seas tú el que esté pagando $1200 al mes por vivir en una casa hecha de chapa okume. Después de un rato de misteriosas llamadas al reino de Narnia, te dicen: “Oh! Qué genial es todo. Como nos has demostrado que tienes un trabajo estable te aceptamos en nuestro super complejo Polly Pocket. Pero como no tienes “credit history” lo único que tienes que hacer es pagar un depósito exorbitado y dos meses por adelantado. Y tienes que hacerlo YA porque tengo una lista de 20 personas esperando por este apartamento”. Pues bien, como es comprensible, yo que había llegado dos días antes, aún no tenía en mi poder $5000 para darle a aquel caballero con problemas de sudoración incontrolada. Al final y después de ver muchos pisos, aguantar a agentes inmobiliarios realmente enervantes y desagradables (en todos los sentidos) encontré un par de chicos que buscaban una housemate. Y punto final. Así murió mi idea de buscarme un piso para mí sola porque “ya después de llevar compartiendo piso 7 años, me apetece dejar de compartir”. Lo bueno de estar compartiendo piso (OTRA VEZ):


1.       No he tenido que gastarme una pasta en comprar muebles. Porque aquí el 90% de las propiedades se alquilan desamuebladas. Y no he tenido que lidiar con ninguna compañía de internet, electricidad, etc… porque todo estaba hecho.

2.       Vivo con dos americanos. Nunca es fácil conocer gente autóctona del sitio al que te mudas. Vete tú a saber por qué, pero hacer gueto siempre resulta mucho más fácil, aunque no mole mucho. Y es muy útil tener a alguien tan a mano que sabe cómo funciona EL SISTEMA.

3.       Al alquilar con más gente no te piden depósitos más altos, ni meses por adelantado, ni chorradas de ese estilo. Si he tenido que pasar por una “application form”. Pero mi housemate se encargó de eso… y yo tampoco pregunté más.

Así que vivo en una casa, en el desierto, en un vecindario que bien podría ser el del cuñado de Walter White, con dos americanos. Pero ninguno es republicano ni guarda armas de fuego en la caja de los cereales.

Las vistas desde mi jardín.


Y antes de dejaros, comunicaros unas verdades que he aprendido:

1.       La gasolina es muy barata. Los coches NO.
2.       La gente no va por la calle pegando tiros ni presumen de las armas que tienen en casa.
3.       Es posible comer sano. También morir de obstrucción arterial en una semana.
4.       En la playa, nadie es obeso.
5.       Todo el mundo hace surf.
6.       Todo el mundo va a intentar estafarte.

I’ll keep you posted.


Love 



Elen