Wednesday 9 November 2016

No ye broma

No es ninguna broma.

A estas alturas todo el mundo sabe lo que ha pasado y lo desastroso que el 2016 ha resultado – aunque todavía hay tiempo pa cagarla un poco más. Hemos fallado como sociedad. A lo grande. Otra vez.

Esta mañana vine a trabajar a las 7:30am porque así lo requería el experimento. Aunque lo que me apetecía era quedarme en la cama y dormir durante una semana, non stop. Miré el teléfono, las cosas seguían tal cual las había dejado a la 1:30am cuando me fui a dormir. Trump seguía siendo el ganador. El Senado y la casa de representantes seguían siendo republicanas. Seguíamos condenados.

Lo surrealista es que el voto popular lo ganó Hillary. Es decir, la mayoría de la gente votó a Hillary, pero cómo el sistema funciona – con esto en España estamos más que familiarizados – no es el que se lleva más votos el que necesariamente gana. Porque eso lo decide un organismo que se llama Electoral College, que reparte los votos electorales (que dependiendo del estado, tendrán más o menos, con un mínimo siempre de 3).



No es ninguna broma. Había gente llorando en el trabajo, hay gente preocupada, hay gente asustada, entre la cual me incluyo. Algunos creeréis que estoy exagerando. Pero llevo recibiendo mensajes desde primera hora de la mañana de gente que solía decirme “Don’t worry, you’ll be fine” para ahora darme poco menos que el pésame. ¿Alguna vez habéis vivido en un país en el que formarais parte de un sector de la población vulnerable? Ahí es donde me encuentro yo ahora mismo, por partida doble. Por ser mujer y por ser inmigrante. Tendré que sentirme aliviada de ser blanca. Tan mal como suena.

No quiero ser alarmista. Trump ha dicho muchas chorradas que no se van a llevar a cabo por el simple hecho de que son anticonstitucionales y en contra de los derechos humanos. ¿Construir un muro entre dos naciones? ¿Prohibirle la entrada al país a alguien por su religión? No, esas barbaridades no son el problema. El problema son los puntos de su programa que quizás entre la vorágine de estupideces y calamidades que ha ido soltando por la boca durante la campaña han pasado desapercibidos pero son totalmente factibles. Porque al final estas elecciones han estado totalmente dominadas por los medios de comunicación (ya fuera la TV, los memes, las pijadas de social media…). Nos hemos dejado manipular, como siempre.  

Puntos a saber:

1 – Disney despidió trabajadores Norteamericanos para traer mano de obra del extranjero bajo visados de trabajo H1B. Resultaba que era más barato traer a estos trabajadores que tener que pagar a un local, por razones que se me escapan. Esto puso el programa de visados H1B en el punto de mira, pues parecía obvio que no debe de estar muy bien diseñado si sale mejor que la empresa se traiga a alguien del otro extremo del mundo que contratar al vecino de Anaheim. Trump ha prometido revisar dicho programa. Esa revisión puede tener consecuencias catastróficas. Ese programa de visados era mi siguiente paso en 2019. Ese era el tipo de visado que tendría que solicitar para poder quedarme aquí más tiempo y al final, solicitar residencia permanente (pues es más fácil y factible hacerlo desde un visado H1B que desde un visado J1 que es el que actualmente tengo). También propuso en su momento dejar de aceptar solicitudes de green card  (residencia permanente) a trabajadores extranjeros (yo) para poder contratar en su lugar a desempleados nacionales. Así que solo me queda ser absolutamente indispensable en mi campo para justificar la necesidad de EE.UU. de quedarse conmigo. Pan comido.

2 – Trump quiere retirarle los fondos a Planificación Familiar (Planned Parenthood) porque son “fábricas de abortos”, entre otras cosas. Como bien sabéis, el sistema sanitario aquí no es nada fácil si no tienes trabajo y/o ingresos. Cerrar Planned Parenthood solo significaría empeorar las cosas hasta límites insospechados para mucha gente. Se ha declarado pro-life (en contra del aborto) en varias ocasiones, incluyendo en los debates presidenciales, dejando a las madres que abortan como poco más que monstruos sin sentimientos. También dijo en su momento que las mujeres que abortan merecen “algún tipo de penalización”. Sinceramente, no creo que lleguen al punto de castigar a las mujeres que aborten, pero veo factible que intenten prohibir el aborto y volvamos a tiempos tan entretenidos como en los que la gente tenía que irse a Tijuana a abortar – cosa que ya ocurre con ciertos procedimientos médicos que la gente, simplemente, no puede permitirse ($$$$).

3 – En vista del gobierno hardcore Republican que se ha formado, podemos esperarnos, como viene siendo lo normal en dicha situación (la experiencia les ha enseñado a mis colegas científicos que un gobierno republicano trae recortes en la financiación procedente del NIH, National Institutes of Health), una importante pérdida en financiación a la ciencia. Como española, estoy curada de espanto. Pero no me vine a EE.UU. para sumirme en una situación igual de penosa que la que dejé atrás, tan pronto pude.

Creeréis que estoy exagerando, pero la situación es tan mala como parece y sí, tengo que replantearme muchas cosas. Tendremos que esperar a ver a quién elige como secretario de estado, lo cual puede ya completar el horror. Entonces ya podremos empezar a bajar los botes salvavidas.

Pero os animo a que os enteréis de lo que está pasando en realidad y no os limitéis a informaros a través de memes o cosas que la gente como yo postea. Formaos vuestra propia opinión de la situación. Yo la mía la tengo clara.

No es ninguna broma.



Aunque puede que al final todo salga bien.

Elen

Tuesday 8 November 2016

Sin título

Octubre, aunque repleto de anécdotas, ninguna ha sido tan fascinante como para rellenar más de un párrafo, suele ser un mes flojo. Mes flojo, post flojo. Así que voy a resumiros lo que ha acontecido digno de mención en este último mes, a pocas horas de que el país sea posiblemente tomado por un energúmeno caricaturesco con principios de demencia.

He estado trabajando una media de 12 horas diarias. Ha llegado ese punto en el que paso más tiempo en el trabajo y en el coche que en mi apartamento. Quizás por eso el  segurata del parking del trabajo se haya mostrado especialmente interesado por mi situación marital y empiece a perfilarse como el protagonista en potencia de una película de antena3 del sábado.

He visto a varias bandas de mi bucket list – Rocket from the Crypt, Daughters, Loma Prieta – gratis, gracias a la generosidad de otras personas. También he visto a Kathleen Hannah, a la cual creí que no vería nunca en directo antes de morirme. Entre canción y canción puso de manifiesto unos cuantos puntos muy interesantes sobre su tema favorito, el feminismo. Entre otras cosas comentó situaciones tan familiares como el hecho de que todas/os tenemos ese amigo que cree que es gracioso insultar a una mujer llamándola zorra (o sinónimos) sistemáticamente. Pista: si no te das cuenta de qué amigo es, es posible que sea porque eres tú. O como hoy en día la discriminación positiva se nos está yendo de las manos  hasta llegar al punto de incluirnos porque es lo políticamente correcto y no porque de verdad importemos (i.e. invitaciones a conferencias en las que tienen que llegar a un mínimo de presencia femenina para que no les tachen de machistas). No me voy a poner en plan predicadora, pero si no entendéis por qué esas dos cosas necesitan arreglarse, igual es porque sois parte del problema (como se suele decir).

He fermentado mi propia cerveza en casa. En general, no lo recomiendo. Me parece mucho más cómodo ir al super y (por un precio más bajo) conseguir la cerveza que quiero, la cual va a saber exactamente cómo me espero. Pero como experiencia no estuvo mal, más que nada porque el kit cervecero fue un regalo de cumpleaños. Pero creo que con el ganchillo ya tengo cubierto el cupo de DIY y crafts en mi vida.

Le regalé una mochilita al ganador del premio Nobel de medicina y fisiología de 1977. Fue durante el día de retiro del trabajo, a la orilla de la playa, en donde también me dieron una mención de honor al poster que presenté con mi investigación. Estoy segura de que fue por la exquisita combinación de colores que elegí para representar la estadística.

He tenido bastantes conversaciones sobre política, azuzadas por el circo que han supuesto los debates presidenciales. Lo que a su vez me ha instado a disenar un plan de escape sin fisuras que consiste en una huída clandestina dirección a Vancouver en mi coche, previa sustitución de la matrícula y cambio de aceite, cargada con mis vinilos, mi hámster, el ukelele, y mis legos. Regalaré mi suscripción a netflix a la primera persona que me hable en el autobús la semana que viene, cuando lo tome en dirección a downtown San Diego para asistir a la mayor conferencia anual sobre neurociencia del mundo (la cual tiene lugar en el convention center, mismo emplazamiento de la ComicCon). Allí buscaré potenciales laboratorios en los que pueda empezar a trabajar en neurociencia del comportamiento, bajo un nuevo nombre: Doctora Kelly McJingles.

Me hice amiga de un matrimonio de testigos de Jehová que encontraron tremendamente interesante mi historia de apostasía, pero que no les impidió evangelizarme sobre cómo la única solución para paliar el dolor es Dios. Les insistí en que la respuesta no era Dios, sino la neurociencia. Lejos de contradecirme, me invitaron a que me uniera a alguna de sus reuniones en el barrio. No lo descarto, pero antes les prometí a los cienciólogos y a los born again Christians que me pasaría por sus respectivos guateques. Así que los testigos de Jehová se quedan en lista de espera.

También me hice un tatuaje nuevo porque mi tatuadora estaba de visita desde Hawaii, una gaviota me cagó en la nuca mientras tomaba el sol y he descubierto recientemente que el bedel del trabajo, aunque nunca responde a mis saludos mañaneros,  lleva perfecta cuenta de las veces que me he cambiado de color el pelo.

Con Halloween formando ya parte del pasado y un nuevo Thanksgiving aproximándose, ya no queda mucho del 2016 y menos pa volver a Asturies por navidad, a ejercer mi vegetarianismo locacional y ponerme hasta les tetes de pitu caleya, gambas, mazapanes y turrón.

Elen