Sunday 21 September 2014

La culpa la tuvo Callejeros Viajeros

Seguramente los que hayáis vivido fuera en algún momento y tengáis facebook, estaréis familiarizados con ese submundo dentro de la mencionada red social que son los grupos de “Españoles en (insertar nombre de ciudad)”. Nunca estuve en ninguno de esos grupos, porque me parecen inútiles, aunque últimamente me encuentro en medio de un duelo interno sobre Facebook y su provecho real. Sin embargo, esta vez sí que me metí en el de “Españoles en San Diego” porque pensé que quizá sería útil a la hora de encontrar un coche de segunda mano o alguna casa en alquiler. Por supuesto, me equivoqué. Pero no me he atrevido a borrarme del grupo, porque al menos me echo unas risas. Mudarse a USA no es moco de pavo, el sistema es muy diferente al europeo, no es como en la UE que con presentar el carnet de socio, ya te vale pa todo y nadie duda de que seas una persona real. Podríais pensar, en vuestra ignorancia, que estos grupos de “Españoles en…” están llenos de preguntas legales y cosas por el estilo, dudas que se consultan con gente que ha pasado esos mismos trámites antes que tú… Pues no! Os equivocáis miserablemente, igual que yo! En realidad está lleno de españoles que quieren juntarse con más españoles para tomar unas cañitas y quejarse de lo difícil que es conocer y hacer migas con los “locals”. Quizás dejando de hacer gueto conociesen más "locals", pero qué sé yo. También consultan dudas, a veces. Lo último que he visto ha sido una chica preguntando dónde comprar sábanas. Bravo, amiga.

Otro "sunset" en La Jolla Shores.
El día que inadvertidamente me registré en el consulado, la cónsul honoraria que exudaba cañí por todos sus poros me sugería que organizase quedadas en la Casa de España con todos los españoles que trabajaban en el mismo instituto que yo. Estoy abierta a conocer a cualquier tipo de gente todo el tiempo, pero si quisiera forzarme a estar rodeada de españoles todo el tiempo… quizás me hubiera planteado volver a España. No me malinterpretéis, que no es que odie España ni a los españoles, pero es que me da exactamente igual. No tengo la necesidad de estar rodeada de gente de mi misma nacionalidad para sentirme bien (de hecho muchas veces funciona justo al contrario) y lo que ponga tu pasaporte no me va a motivar para ser tu amiga (ni tu enemiga).

Dicho todo ésto, espero que no me retiren la nacionalidad o que la cónsul tome represalias.

Si algún día os aburrís, os sugiero que, de forma aleatoria, elijáis uno de esos grupos en Facebook y os apuntéis. Seguro que unas risas os echáis.


Yo en la playa. Señor bañándose al fondo


xx

Elen



Sunday 14 September 2014

Ya tengo coche, casa (alquilada, claro), seguro médico, seguro dental, seguro del coche, carnet de conducir, número de la seguridad social, tarjeta del supermercado, gym membership, cactus, ukelele, … Así que creo que ya estoy lista para empezar a darme cuenta de lo que realmente significa vivir en California. Igual de empezar a entender por qué todo el mundo que vive o ha vivido en San Diego dice que es el sitio más maravilloso del mundo. Claro que es estupendo despertarme cada mañana en un sitio donde sé, a ciencia cierta, que va a hacer el sol y el calor necesarios para irme a la playa si quiero. Y que puedo elegir entre al menos media docena de playas que me quedan a 10-20 minutos en coche de casa (a ver si os creíais que podía ir caminando). ¿Que no quiero ir a la playa? Pues puedo mirar a ver qué conciertos hay por aquí cerca. Y si no, irme al Walmart a pasar la tarde, experiencia necesaria para conocer cómo la sociedad americana realmente funciona. Y si no, esperar a ver qué planes se presentan.

Y así es cómo ayer acabé comiendo sándwiches, crudités y uvas en casa de una familia republicana de tradición militar. De nuevo, nadie sacó ningún arma e incluso me dejaron utilizar el baño. La noche anterior, otro republicano ajeno a la mencionada familia, me estuvo explicando todos los tipos de armas disponibles a “la gente de a pie”. No sé si recuerdo bien, pero al parecer una de calibre 22 no necesita registrarse y puede causar la muerte si se está lo suficientemente cerca de la víctima. O algo así. En el Walmart te puedes comprar una.
Pero no creáis que la gente va por ahí hablando de pistolas y de cómo matar a alguien. También me estuvieron explicando cómo California, al parecer, quiere dividirse en 8 sub-estados (aunque en este tema nadie parecía tener muy claro en qué consistía la historia y no sabían ni por qué querían separarse ni cuáles eran las ventajas. Como la historia de Cataluña y Escocia, supongo, la cual no he conseguido que nadie me explique las razones de forma que te hagan decir “Ah! Ahora os entiendo, hermanos!”).

Sigo creyendo que la gente aquí es increíblemente amable y simpática. Gente aleatoria te preguntará cómo estás, con genuino interés, y establecerá contigo una conversación banal a la que tendrás que poner fin porque si no puede extenderse en el tiempo hasta el infinito. Aquí a la gente le gusta la gente y le gusta hablar. Quieren saber qué haces (para llamarte “nerd” en tu puta cara), de dónde vienes (ya me han tomado por rusa y por brasileña,… ¿en serio?) y si te gusta San Diego (pregunta que aún no estoy preparada para responder y, puesto que no me gusta mentirle ni a desconocidos, respondo con un bonito “I’m still settling down” que parece funcionar).

También puede ser que todos estos amables desconocidos sean agentes del gobierno que me están vigilando.

Y como hoy no tengo fotos para ilustrar el blog, pongo la foto de unos cachorrinos que seguro que me incrementa las visitas más que el propio contenido literario del blog en sí.



Love



Elen

Tuesday 2 September 2014

Me encantaría poder contaros que he conocido a alguien como esos americanos que nos enseñan en la TV y estamos acostumbrados a ver en youtube. De esos que se pasean por ahí disparando desde la ventanilla del coche o se paran en mitad de la autopista a recoger zarigüeyas muertas para dar de cenar a la familia. Pero aún no he tenido esa suerte. Aunque sí que he conocido republicanos (nota: los que votaron a Bush).

Está esa señora del supermercado que va con el pelo más sucio que Kesha un domingo, y que intentó atropellarme con un carrito lleno de donuts. Están mis vecinos, a los que cariñosamente llamaremos a partir de ahora Joe y Mike, que se sientan en sillas plegables con una Corrs Light en la mano todos los domingos por la tarde, en su garaje, con el portón abierto, para saludarme alegremente cuando paso corriendo por delante (huyendo de los mapaches, no creáis que me he convertido en una “runner” de esas). Están los señores asquerosamente ricos de La Jolla que tienen tanto, tanto, tanto dinero que lo donan A LA CIENCIA de forma regular, llegando a pagar $15000 por el cubierto de una cena benéfica. Y está el señor que pide limosna al lado del semáforo a la salida del centro comercial y que duerme cobijado en el arbusto de al lado de Sears (nota: el equivalente a El Corte Inglés, más o menos). Están los obesos mórbidos que se transportan a sí mismo en sillas de ruedas eléctricas hasta Taco Bell para desayunar su “breakfast burrito” o merendarse media docena de “corn dogs” (ese concepto, fusión, que los escoceses no discurrieron a pesar de su afición al “deep fry” indiscriminado).

Corn dog: una salchicha metida en un bollo de pan de maíz, rebozado y clavado en un palo. Alta cocina, amigos.

También está la vieja pelleja a la que le cuelgan todos los músculos menos los de la cara, duros como cemento de tanto botox, y que sale a correr todos los días después de haber hecho 4 horas y media de Pilates. Y la rubia que conduce un coche con matrícula “SHOWGRL”. Y están los surferos, que sólo hablan de surf, y a veces de delfines y tiburones.

Mike y Joe

 Sin embargo, todo el mundo me ha parecido gente amable y sonriente (salvo la que intentó atropellarme). Incluso los empleados del DMV (Departamento de Vehículos de Motor, o lo que es lo mismo, donde trabajan Patty y Selma). Mucha gente autóctona me advirtió de la experiencia que sería ir al DMV y de las posibilidades de que alguien con sobrepeso y mal humor me atendiera y quizás, me insultara. Pero tengo que decir que me parecieron amables y relativamente competentes. En la cola había desde Latin kings con tatus en la cara, hasta señoras con rosarios tatuados en las tetas, niños acompañados de sus padres para sacarse el carnet por primera vez, ancianos muy ancianos pagando el registro del coche (puede que por última vez) e incluso marines... De todas formas, aún tengo que volver para hacer el examen práctico de conducir (a estas alturas de la vida, tener que repetir esa pesadilla…), así que la experiencia puede ampliarse.
Todo lo que hemos visto en las películas y en las series, todos esos personajes, todos esos caracteres que quizás pensamos que eran exageraciones… existen.
Y cualquiera que sea de fuera de California te dirá que los californianos son así, gente amable y sonriente, que te hablan y te entretienen, pero que no llegan más allá. Y te dirán que no esperes hacer amigos íntimos aquí, porque la gente no profundiza. Pero yo aquí sólo llevo un mes. Si no, tendré que buscarme amigos de Delaware.
Aunque pudiendo disfrutar de estos atardeceres en la playa, no me extraña que se les olvide hacer amigos.

Atardecer en La Jolla Shores (el nombre es real, no me lo he inventado).

Elen

P.S.: si alguien ofrece su ayuda para arreglar la estética de mi blog, será muy bien recibida. A pesar de mi dominio del paint, soy consciente de que podría mejorarse. Gracias.