Thursday 25 August 2016

Burros y elefantes

Hoy, mientras esperaba a que me lavasen en profundidad el coche (porque de la mierda que tenía ya se hacía difícil conducir de noche) decidí poner mi tolerancia a prueba, viendo la comparecencia de Donald Trump en New Hampshire. Como Donald acertadamente señaló, estamos a 74 días de las elecciones a la presidencia de USA.
Puede que sea porque nos hacemos mayores, porque no tenemos nada mejor en qué pensar (o porque las otras opciones son demasiado dolorosas) o porque la situación es tan absurda que hay que comentarlo, pero cada vez me veo envuelta más a menudo en conversaciones sobre política. Y es que la situación política actual estadounidense (la mundial, en realidad) es surrealista.
Pero ni siquiera voy a hablar de asuntos serios como las acusaciones a Trump de asociarse con supremacistas blancos, del escándalo de los e-mails de Hillary Clinton o de la existencia de otros partidos (hay vida más allá de los republicanos y los demócratas pero a nadie le importa). Voy a explicaros la política estadounidense tal y como yo la entiendo*.

Cuando las primarias se fueron desarrollando, me daba la impresión de que, al menos en España, no se sabe muy bien lo que son. No culpo a los medios, muchas veces demuestran sobradamente que ni siquiera entienden cómo funciona nuestro sistema político patrio, así que no vamos a pedirles lo imposible. Y honestamente, yo tampoco tenía mucha idea, pero me daba igual. Hasta ahora.

Para empezar, has de saber que si quieres votar (asumiendo que tienes derecho a voto, no como yo) lo primero que tienes que hacer es registrarte. Registrarte no consiste simplemente en ir e informar a las autoridades pertinentes que ya tienes la edad legal para ejercer tu derecho, si no que también eliges cómo quieres registrarte: republicano o demócrata (asumo que habrá otras opciones pero aquí son muy fans del bipartidismo, así que todo lo demás no importa). Supongo que puedes cambiar esa opción en cualquier momento, pero no estoy segura, pues puede que se trate de un trámite tan doloroso e impredecible que nadie lo haya intentado antes. El caso es que registrándote en ese partido, luego en las elecciones primarias (si son cerradas) ya no te queda otra que votar a dicho partido (o no votar en absoluto si es que el candidato es vomitivo y a tí aún te queda sentido común). Si las primarias son abiertas, puedes votar a quien te salga, independientemente de tu afiliación.

Las primarias fueron aquellas “elecciones” que van estado por estado. Muchos titulares que vi en los periódicos españoles hacían creer que Trump estaba ganando a Clinton o Sanders, o viceversa. Pero las primarias no son una competición directa de Republicans versus Democrats. Por ejemplo, cuando Trump ganó en New Hampshire (un estado pequeñito al noreste del país), también ganó Sanders. Lo que significa que los ciudadanos [registrados] republicanos residentes en New Hampshire eligieron a Trump como potencial candidato, mientras que los ciudadanos [registrados] demócratas eligieron a Sanders. Sanders ganó dentro del partido Demócrata por mucho más margen que Trump dentro del partido Republicano, pero eso no quiere decir que Sanders le llevara ventaja a Trump. Pensad en las primarias como unas elecciones internas dentro de cada partido

Las primarias sirven para que de cada estado se elijan unos representantes (a.k.a. delegados) que irán a la convención del partido a votar por el candidato que quieren que se presente (y represente) en las elecciones generales. Siguiendo con el ejemplo de New Hampshire, este estado enviaría delegados simpatizantes de Trump a la convención Republicana, y delegados simpatizantes de Sanders a la Demócrata. Dicho todo esto, las primarias no son necesariamente vinculantes, lo que significa que, después de todo, los partidos pueden pasarse por el forro lo que el pueblo haya elegido, y escoger los delegados ignorando los resultados de las primarias.

Luego está el curioso tema de los caucus, concepto que he aprendido muy recientemente. Ciertos estados en lugar de tener primarias tienen estos llamados caucuses que yo me los imagino algo así como un cónclave con los más ancianos y ¿sabios? de la región. Mucho me temo que son más anodinos de lo que me imagino, pero la idea es que se elijan los delegados directamente (los cuales pueden abiertamente declararse a favor de alguno de los candidatos o no). El criterio para elegir es escoger a aquellos delegados que mejor representen los intereses del estado, lo cual parece obvio pero que en política al final no se practica tanto. Cualquier votante registrado en el partido puede ir a dicho evento, el cual estoy segura lo hacen lo menos atractivo posible para que la gente se quede en casa y deje de dar por **** con tanta democracia (nótese el sarcasmo).

La forma de asignar delegados también difiere entre el partido Republicano y el Demócrata.
Este último envía delegados simpatizantes del candidato que sea, en proporción a los votos que dicho candidato haya recibido. No sé exactamente cómo hacen el cálculo pero seguro que no es tan simple. En el caso del partido Republicano, cada estado tiene la opción de hacer lo mismo (asignar delegados proporcionalmente) o llevar a cabo el winner takes it all, o lo que es lo mismo, el candidato con mayor votación se lleva a todos los delegados.


Tomado del New York Times, ese periódico.

Este año la convención Demócrata fue en Philadelphia, Pennsylvania y la Republicana (que recordareis gracias al ridículo de Melania Trump) en Cleveland, Ohio.
En dichas convenciones, entre discurso y discurso de celebrity, los delegados decidieron los candidatos que representarán su partido, y que como bien sabéis, esta vez son Donald Trump por el partido Republicano (también llamado GOP entre otras cosas) y Hillary Clinton por el Demócrata.
El panorama es desolador. Todo este viaje ha sido un shitshow en toda regla, y como bien dijo Donald, aún nos quedan 74 días.



Aún me quedan muchas, muchas dudas por resolver, pero he descubierto que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses tampoco saben muy bien de qué va la movida. Tal y como nos pasa a nosotros en España (la investidura ¿bien?). Así que tendré que seguir informándome o seguir acostumbrándome a no saber qué pasa.

STAY OBLIVIOUS!


Elen



*Es posible que erróneamente, pero la información que he recabado hasta la fecha me basta para involucrarme en conversaciones de política.

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