Viajar
sola tiene muchas ventajas que compensan las (absurdas) desventajas que se
presentan. Alguna de esas (absurdas) desventajas es que, automáticamente, la
gente va a asumir que tu vida corre más peligro que si viajas con un grupo de
amigos o amigas o incluso que un hombre viajando solo. Personalmente, he pasado
más miedo en algunos viajes cuando iba acompañada de subnormales que no saben
reaccionar ante ciertas situaciones. Todo es relativo.
Pero
hablemos de la mejor ventaja que supone ir a tu bola. Conoces a mucha, muchísima
más gente que si vas en compañía. Sí, quizás conozcas algún que otro
perturbado, pero esos también aportan mucha calidad al anecdotario de un
viajero. Así, mi primera noche en Chicago, debido a la hora a la que llegué,
decidí pasarla en el bar más cercano a mi AirBnB. Allí conocí a un trabajador
social dedicado a adolescentes con autismo y a un trabajador de un servicio de
mudanzas que creía que San Diego estaba en Florida, había estado dos veces en
la cárcel por “delitos sin importancia” y se entretuvo presentándome a sus
amigos como su prima “la Estefani” que venía a visitarle desde España. A tan
animada conversación también se unió el bartender,
natural de LA y residente en Chicago. Todos se fueron de allí sabiendo lo que
eran los astrocitos y los problemas de la neurociencia actual. La visita a
Chicago empezaba bien. Volví al AirBnB con la firme intención de descansar
profundamente, a pesar de que el tren pasaba a 4cm del apartamento y que la
nevera del anfitrión estaba llena de una cantidad anormal de agua de coco, lo
que me hacía pensar que algún oscuro secreto se escondía tras tal aparente
adicción.
El día
siguiente fue puramente turístico: Millenium Park, con su “cloud gate” (aunque todos la llaman “the bean”), Michigan Avenue con sus rascacielos que me ponían cara
de Paco Martínez Soria, el río Chicago que desemboca en el Lago Michigan,
protagonista de tanto peliculones de Antena3 los sábados después de comer,
actuaciones callejeras en las que me tomaron como “voluntaria” para que un tipo
me saltase por encima (a mí y otras tres personas en fila). Nadie resultó
herido… También fui en un tour gratuito a pie, los cuales os recomiendo si vais
a visitar alguna ciudad que los ofrezca. Nuestro guía fue Jeff. Un buen tipo
este Jeff, que se sabía anécdotas e historias sobre muerte y destrucción en
Chicago bastante entretenidas. Además, me sugirió cándidamente que buscase un
tipo para casarme y así poder quedarme indefinidamente en USA. El día lo acabé
en Chinatown, que es más o menos como todos los Chinatown que he visto hasta
ahora, pero había un bar al que fui recomendada por un amigo, donde vi un grupo
parecido a Jimmy Eat World y otro grupo en otra sala parecido a Motorhead.
El lago Michigan. Es bastante grande. |
Riverwalk. La torre Trump en la orilla del río Chicago. Al parecer, Donald ha dicho que si gana las próximas elecciones, se llevara el letrero TRUMP para ponerlo en la casa blanca. Keep it classy. |
Cloud gate o the bean, en Millenium Park. Lleno de turistas a todas horas. |
La fuente Buckingham en el Millenium Park. |
El día
siguiente lo pasé con mi amigo ex-residente de San Diego y oriundo de Chicago
que me llevó por todos los sitios importantes, tales como el túnel donde se
rodó no se qué escena de la película de Batman de Christopher Nolan en la que
sale el difunto Heath Ledger (efectivamente, no voy a molestarme en googlear el
título completo de la peli). El túnel se llamaba Lower Wacker,… o algo así. También
vimos el campo de baseball más antiguo de USA (o eso me dijeron), Wrigley
Field, y acabamos comiendo inadvertidamente en la esquina donde ocurrió la
masacre del día de San Valentín tras un fallido intento de ir al sitio de moda
a comer Chicago-style
pizza o también conocida como deep-dish
(juraría que es lo mismo). Lo más gracioso puede que fuera cuando esa noche
fuimos a un concierto, llegando tarde y perdiéndonos a todos los grupos que
queríamos ver, pero llegando justo a tiempo para ver, por enésima vez, a Retox,
no sin antes convencer al cantante de que no me dedico a perseguirle (aunque no
parecía muy convencido). Conversaciones sobre estreñimiento durante las giras con
el bajista de Retox fue, probablemente, el highlight
de la noche.
El teatro donde mataron a Dillinger. |
El día
siguiente, a pesar de que fue lunes, no fue una mierda. Me pasé 3 horas en el
Field Museum donde aprendí que ese día desde las 8am ya se habían extinguido 16
especies en el planeta y que estamos en la sexta extinción que ha sufrido la
Tierra y es exclusivamente culpa nuestra. Lo malo es que estos apocalipsis
llevan millones de años completarse, así que a lo mejor no vivo para ver el fin
del mundo. Una decepción más. El resto del día lo empleé para visitar todos los
puntos famosos que tenían alguna historia que ver con la mafia, como el teatro
donde el FBI disparó y mató a John Dillinger, el más buscado por aquel entonces.
También cené en el pub inglés de enfrente cuya fama reside en las leyendas de
que está embrujado, pero no sentí ninguna presencia extraña. Y eso que me
permitieron dar vueltas por el piso de arriba y el almacén a ver si me poseían
o algo. Pero nada. No iba a tener tanta suerte. Lo más sobrenatural fue la
presencia de uno de los asiduos del bar que era IGUAL que Joaquín Luqui. Me
aseguré de que no era yo la única que lo veía. Por lo menos el bartender me estuvo dando consejos para
mi hipotética futura mudanza a Chicago y algunas direcciones de bares de Jazz
en los que Al Capone y sus colegas iban a jugar al “yo nunca”.
Chicago skyline desde Millenium Park. Lago Michigan a la derecha. No se aprecia en la foto, pero había UN MILLÓN de libélulas bailando por ahí. Aterrador. |
Chicago y el lago Michigan desde el piso 95 del rascacielos John Hancock Center, en la llamada Magnificent mile. Casi como en La Jirafa en Oviedo, oyisti? |
En
resumen, Chicago es una ciudad maravillosa, la gente del Midwest es muy genial,
graciosa, simpática, directa y sin contemplaciones. Y esto también es aplicable
para todos esos trasplantes del Midwest que ahora viven en California, seguramente
haciendo de este estado un lugar mejor y contribuyendo a que el tráfico sea
horrible. Porque hay que ver qué mal conducen en Chicago.
Chicago,
I love you.
Elen
Yes única en el mejor de los sentidos!
ReplyDeleteQué bien te explicas ��
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