Una cosa muy común, y
particularmente estadounidense, es casarse o prometerse, y cambiar la foto de
perfil (de la(s) plataforma(s) que sea(n)) a la foto con el anillo, o la foto
posando muy natural vestidos de boda en medio de la playa. Yo en lugar de eso,
voy a escribir sobre ello y cómo el engagement se dio a conocer de
costa a costa. Nuestros 10 minutos de fama han sido servidos. Pensaba que sería
por alguna declaración a destiempo en un documental de Netflix, pero al final
ha sido por esto.
Era una tarde soleada de cuarentena
de mentirijillas (la que estamos viviendo en San Diego) en la que debido a un
golpe de calor de estar toda la tarde sentada en la terraza a la solana fue
fácil convencerme para ir a dar un paseo a la hora del atardecer. Ni 20 minutos
me hicieron falta para empezar a angustiarme de ver tanto covidiota suelto. Y encima nos miraban... ¿Se
debía a que éramos los únicos que llevábamos máscara? ¿Era porque iba con
pantalones de pijama? Más tarde descubriría que habían sido puestos sobre aviso
de que una pedida de mano iba a producirse. Y no hay cosa que más le guste al
estadounidense de a pie que una película de Meg Ryan. Por eso al final del proceso, nos aplaudieron y
vitorearon como si hubiéramos descubierto la cura para el COVID19.
Gracias al milagro de las redes
sociales las noticias locales se hicieron eco de tan singular evento y nos
entrevistaron (link no incluido para proteger nuestra privacidad). Nos pusieron en el segmento de las 23h y no nos regalaron ni una mala camiseta promocional. En vista de la falta de otros eventos, sé que también
se hicieron eco en Philadelphia y quién sabe si en algún otro estado. Aún sigo
esperando a que me llame La Nueva España, pero ahora que ya me han publicado no
tengo tanto interés.
Una cuarentena surrealista que
también ha incluido un terremoto
de 4.9 en la escala de Richter. Yo creo que si
le dedico algo de tiempo puedo apañar un guión y vendérselo a Netflix que
seguro que ya tiene varios proyectos cascantes sobre el COVID19, historias de
gente haciendo pan y crossfit en su casa, y el ciclo vital del pangolín.
Próximos posts estarán dedicados a los paralelismos de organizar una boda en el contexto estadounidense (posiblemente post-pandémico), y los inevitables paralelismos con el gran clásico “El Padre de la Novia” (y no la de Elizabeth Taylor).
Mientras tanto, y a la espera de la
inminente re-cuarentena, nos pasamos el día escuchando los éxitos de los 90
de Green Day, NoFX, Lagwagon, No Use for a Name, Bad Religion, ... y
debatiendo si decir "cualquier tiempo pasado fue mejor" sigue siendo
solo una expresión, o tiene más realidad de la que nos gustaría.
Stay strong (y en vuestra p**a casa)
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