Thursday 14 December 2017

Joshua Tree has eyes


Una mina abandonada.
¿Habéis visto la de Las Colinas tienen Ojos? Pues algo muy parecido hice en Joshua Tree National Park hace unos días. Salvando la parte de los mineros mutantes resentidos.

Pasé la noche en un trailer en mitad de la nada, entre el desierto y un vecindario que parecía dominado por meth heads, aun a riesgo de juzgar sin conocimiento. Lo que viene siendo el pueblo a la entrada del parque nacional, que se llama Joshua Tree - qué alegre coincidencia - es de todo menos pintoresco. Encuadra perfectamente en el desolador paisaje de los pueblos californianos del interior, dominados por estaciones de servicio y restaurantes de carretera tan eclécticos que se atreven a mezclar en sus menús platos de cocina india y pizza, como si nada.

Un Joshua tree, de los que le gustan a Bono.
Joshua Tree se llama así no por el disco de U2 (por si os preguntabais qué fue antes, el desierto o el disco), si no porque está poblado por árboles de Joshua (de Josué, como traducimos en español) o Yucca brevifolia. Quedan muy bien en las fotos, y si no que se lo pregunten a Bono. El parque es básicamente un desierto, que hace pila de años estaba poblado por unas tribus indias: los Cahuilla, los Chemehuevi y los Serrano - no los de Antonio Resines. Esto lo aprendí viendo los paneles informativos que están estratégicamente desperdigados por el parque, para regocijo de los empollones como yo que no pueden parar de absorber información. De lo que no me acuerdo es de la línea temporal en la que estas tribus poblaron Joshua Tree. Es que soy de ciencias, de historia retengo poco.

Panorámica del desierto.
Caminamos por el desierto, que en estas fechas es mucho menos sacrificado que por el verano, cuando en Joshua Tree se pueden alcanzar hasta 45C. Algo asi como a la hora de la siesta en Granada. Lo guapo de Joshua Tree en diciembre es que tiene poca gente, y esa poca suele ser en su mayoría gente que sabe muy bien a dónde va y a qué va, no como Yellowstone en pleno agosto cuando se llena de marabunta oligofrénica. Joshua Tree es un destino popular entre aquellos a los que les gusta subirse a piedras, y no es de extrañar, porque si otra cosa hay a parte de Joshua trees, son piedras. Pudimos ver algunos valientes escalando de tal forma que yo lo calificaría de hazaña. Claro que mi opinión vale más bien poco, dada mi torpeza. Sin ir más lejos, inauguré el viaje en modo millenial: dejando caer mi móvil para quebrar la pantalla en cachitos.
Skull Rock. Una roca con forma de calavera, como su propio nombre indica.
Esta no la escalaban, solo se hacían fotos con ella.
También hay bastantes cactus del género Cylindropuntia. Uno de ellos me atacó cuando no llevaba en el parque ni 10 minutos. Se me clavó en el tobillo con tantas ganas que pensé en un primer momento que un velociraptor (o algo más realista, como una serpiente de cascabel) me había mordido. Desafortunadamente era solo una bola de pinchos rodadora y la resolución del episodio carece de interés debido a la total ausencia de drama.

Los cactus Cholla.
Pasamos solo dos días en el parque, con su noche en el trailer que amorosamente hemos bautizado como el trailer del horror. Es todo una exageración por nuestra parte, porque a pesar de haber dormido con una luz encendida y un cuchillo debajo de la almohada por si algún vecino o espíritu maligno se atrevía a usurpar nuestro trailer (el cual no se podía cerrar con llave desde dentro), nada malo ocurrió. O por lo menos no nos enteramos. Fue agradable pasar un fin de semana inquietante en un trailer en el desierto, lejos de los horrores mundanos de la rutina laboral.

El trailer de los horrores.

La calidad del aire en Joshua Tree era pésima, según los rangers, debido a que California está ardiendo de forma alarmante. Yo no sabría distinguir entre calidades de aire, porque creo que después de haber vivido en Madrid, todo da igual. Los fuegos han ido desplazándose hacia el norte, dejando una ola de destrucción nada desdeñable. Recordemos que es diciembre, que ni siquiera es “estación de sequía”. Ya veremos lo que nos depara 2018. Mientras tanto, seguiré planeando viajes a parques nacionales antes de que desaparezcan por las inclemencias del clima o las de un gobierno republicano. Sea lo que sea, ninguno de los dos atiende a razones.

Sending thoughts and prayers.

Barker dam trail.


Elen