Wednesday 14 February 2018

ACTION!

Full disclosure: Notaréis en este post mi falta total de conocimiento de la jerga del mundo de los estudios de televisión, y todo lo que se refiere a ellos. Así que espero que podáis comprender lo que intento transmitir con mis palabras de persona de a pie, consumidora de Netflix. Por supuesto, no hay fotos ni vídeos del evento, ya que los móviles y cualquier otro aparato que pueda grabar están absolutamente prohibidos.

Ayer me fui a Burbank, a los estudios de la Warner, a ver la grabación en vivo del episodio más reciente de la serie The Big Bang Theory, el cual no tengo ni idea cuando se va a emitir.
A nivel personal, esa serie no me hace reír demasiado, y tampoco es que me entusiasme como representa a los científicos. Si recordáis haberla visto en sus inicios, los tipos de la serie todos tenían doctorados y masters, y eran increíblemente listos, y el único personaje principal femenino era una camarera a la que se representaba como poco más inteligente que una lámpara del Ikea. Al menos han evolucionado en ese aspecto: han incluido mujeres científicas, y han ascendido a la lámpara de Ikea a un trabajo como representante de una farmacéutica, o algo así. Podrían hacerlo mucho mejor, pero Hollywood está aprendiendo despacito.

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El proceso completo de convertirse en miembro del público de una grabación de estas, consiste en estar pegado al ordenador y hacer clic en el momento justo para conseguir tickets “guaranteed”. Que lo de guaranteed no os engañe, porque al parecer hacen practica del overbooking, así que en caso de que apareciera todo el mundo ese día, igual te quedas con cara de pazguato en la calle, haciéndote fotos delante del logo de la Warner. La espera eterna a la que te someten no es tan mala como inicialmente me esperaba. Pero lo cierto es que desde que llegamos hasta que nos sentaron en la grada del público pasaron unas 2 horas. Los asientos los reparten por orden de llegada, de ahí que la gente llegue allí con 3 años de antelación. Lo grave es que hay otros que, no habiendo conseguido tickets on-line, se van a hacer cola allí a ver si hay suerte y quedan espacios libres. Supongo que esa gente es freelance o no tienen trabajo ni familia.

Cuando el momento se acerca, te guían cual grupo de preescolar desde el parking hasta el hangar donde graban. Es tan entrañable que hasta tienen a un señor que se asegura de que los coches paren para dejarnos pasar, con su chaleco reflectante y su luz indicando STOP. Pasamos por el plató donde se grabó en su día Friends, esa serie que estigmatizó a toda una generación (la culpa de nuestras relaciones fallidas no la tiene Disney, la tiene Friends), y sobre la cual podría escribir una tesis después de haberla visto más de 10 veces. También pasamos por una réplica de lo que al parecer hace las veces de Chicago, de New York City, o de la ciudad que se requiera… en el que había un trozo de parque en el que, entre otras cosas, se grabó aquella escena en la que Phoebe (si, la de Friends) pasaba corriendo como poseída por Central Park.



La experiencia en sí es interesante, es algo así como ir al teatro, pero con menos calidad. Las escenas son bastante cortas, y me resulta asombroso que a veces se les olviden las dos líneas que tienen que decir. A veces, según la reacción del público, cambian alguno de los chistes. Alguna vez me reí, pero lo más gracioso fue cuando un miembro del público se puso a cantar una canción de su país natal, China, y nos explicó que su novia le llama Corgi gordo, que estoy segura en chino suena mucho mejor. Esto no fue un arranque de nuestro talentoso miembro chino del público, si no que instigado por un animador que nos dirigía y “entretenía” entre escenas, acabó haciendo un número él solo, monólogo incluído. Se ganó una foto autografiada por el elenco.

El público era sinceramente chocante en muchos sentidos, y fue gracioso, a la par que ligeramente preocupante, ver adultos tan emocionados como un crío de 6 años en Disneyland por primera vez con sobredosis de azúcar. Spoiler alert (en serio) Una de las líneas argumentales del episodio es sobre una de las parejas hablando la posibilidad de que uno de los dos se quedase en casa cuidando de los hijos. La risa generalizada cuando uno de los otros personajes alaba la decisión del hombre de la pareja por estar dispuesto a romper los roles de género y ser él el que se quedase cuidando de los bebés, me inquietó. Supongo que romper roles de género es hilarante (¿?).

En resumen, como experiencia es entretenida, a pesar del público, y a pesar de la espera. Y a juzgar por los coches que había aparcados a la entrada del plató, entre Teslas y Mercedes, la gente que trabaja allí también debe de opinar lo mismo.



Elen