Friday 27 October 2017

Carmaggedon

Todo empezó cuando me dieron por detrás en la autopista, o lo que popularmente se conoce aquí como “rear-ending”. Tarde o temprano tenía que pasar dado que aquí conducen como si su mujer estuviera de parto en el asiento de atrás, o Sandra Bullock fuera de copiloto*.
Encima tengo que decir que tuve suerte. El tipo que me dio por detrás no solo era un ser humano decente, si no que tenía una póliza de seguro que diligentemente cubrió todos mis gastos. Yo en mi ignorancia creí que arreglar un parachoques llevaría un día, a lo sumo. Pero como los mecánicos ven cosas que el ojo humano no percibe, al final se alargó una semana. Me dieron un coche de alquiler mucho mejor que el mío, lo cual estuvo bastante bien. Lo que no estaba tan bien era el tipo de la compañía de alquiler de coches, que no solo parecía un mafioso de Puerto Banús, si no que se comportaba como tal. Después de varios intentos fallidos por su parte de intentar venderme extras que no necesitaba, se fue frustrado no sin demostrarme su desdén hacia mi persona. Me alegré de no tener gente así en mi vida diaria.
Este percance, aunque relativamente insignificante y fácil de solucionar, me ha provocado una nueva percepción de la nefasta conducción que los Southern Californians exhiben. Al volante todo el mundo se convierte en un cachom**rda.

Representación gráfica del "rear-ending"

En lo que no había caído cuando me dieron por detrás en la autopista fue que un par de meses antes había recibido una carta que bien podría calificarse de amenaza de muerte por parte de Nissan, la compañía que amorosamente fabricó mi coche en 2010. Esta amenaza de muerte la llaman en términos anglosajones “recall”. Al parecer si mi airbag se abría podría lanzar trozos de metal de forma que si impactasen en mi o en mis pasajeros, podríamos morir de una forma poco agradable. Algo así como un balazo. Pero no debía preocuparme porque Nissan en su infinita bondad me avisaría cuándo podría llevar mi coche a un taller oficial para que me lo arreglasen totalmente gratis. Y ese d
ía fue hoy. Todo sonaba sospechosamente fácil.
Y es que si de una cosa me advirtieron al llegar a USA fue de los dealerships (concesionarios) y los managers que los habitan. Porque harán cualquier cosa, por rastrera y moralmente indigna que sea, para venderte un coche. Y así fue, que yo llegué allí para que me arreglasen un airbag mortal gratis y acabé probando Nissan Sentras y comentando planes de financiación.
Y ustedes se preguntarán “pero, ¿por qué?”
Cuando llegué allí a las 9:30 am PST me encontré con el buenazo de Dwayne (no se escribe así, pero se pronuncia igual) que me explicó que este recall del infierno iba a tener mi coche en espera de 6 a 7 meses. Primer what the fuck del día. Le expresé mi malestar emocional a Dwayne en forma de un “are you kidding” al que él respondió con la posibilidad de proporcionarme un coche de alquiler en caso de que así lo necesitara. Le dije que si iban a ser todos esos meses, claramente necesitaría un medio de locomoción puesto que estamos en San Diego y el concepto de transporte público eficiente es más foráneo que los derechos humanos en Birmania. Sin embargo y a pesar de ofrecerme la posibilidad, me comunicó que no tenían coches de alquiler en ese momento, y que mi seguro de automóvil no era suficiente para tener el privilegio de conducir un Nissan de alquiler (segundo what the fuck del día). Por lo tanto, tendría que conducir mi bomba de relojería (i.e. mi coche) hasta que tuvieran algo disponible para mí; entonces podría volver para procesar el recall y todo eso. El hecho de conducir un automóvil que en lugar de airbags tiene escopetas no me hacía mucha gracia, por lo que se me pasó por la cabeza la remota posibilidad de vender mi coche al concesionario y ver cuánto podría sacar por esa chatarra (en realidad no es una chatarra, pero cada segundo que pasaba iba odiando a mi coche un poco más). Una simpática vendedora apareció para desoírme y no dejar de ofrecerme coches que dije que no quería. Decidí seguirle el juego porque pensé que me vendría bien como práctica para el día que si quisiera comprarme un coche nuevo. Pero todo tiene un límite, y cuando ya llevábamos cerca de una hora hablando del color del coche y de blutooth le dije que no iba a comprar nada hoy y que lo único que quería es que me dieran una estimación de por cuanto podía vender mi chatarra. Al final salió el manager que desesperadamente intentó bajarme la guardia hablándome en español y diciéndome lo bonita que es Asturias (podía ver en sus ojos que era la primera vez que oía ese nombre). Le pedí que fuese al grano.
  • ¿Cuánto quieres por tu coche?
  • Veinte mil dólares**.
  • Jejeje. No, en serio.
  • Jejeje. Veinte mil dólares.
  • No me vas a decir un precio de verdad, eh? Jejeje.
  • Te lo estoy diciendo, veinte mil dólares.
Ya en ese punto el manager debió de creer que o era tonta o un genio de la maldad. O ninguna de las dos cosas y en realidad se la sudaba todo lo que estaba pasando. Finalmente me enseño su oferta (que no se aproximaba ni a la mitad de la mitad de mis $20000), y yo repetí por enésima vez que mi intención no era comprar un coche hoy. Así que me preguntó qué era lo que yo quería. Le dije que la paz mundial y que Nissan arreglase mi trampa mortal de airbag, y que mientras tanto me dejasen un coche de alquiler sin coste extra para mí, pero que no se preocupase porque iba a hablar con mi abogado para ver cuál era el tipo de acción que tenía que tomar.

Mi abogado
Y sí, amigos, en USA decir “abogado” funciona, y se lo toman muy en serio, nadie te responde con eso de “el que tengo aquí colgado” o su equivalente rima en inglés.
La historia cambió radicalmente.
Nunca más volví a ver al manager, quisieron ponerme en contacto con el director, al cual tampoco llegué a ver nunca a pesar de que esperé cerca de 45 minutos, pero sospecho que en realidad era un calcetín con ojos saltarines. En esos 45 minutos, que ya se estaban convirtiendo en lo que parecía una guerra psicológica para agotarme y que me rindiera, aproveché para hablar con mi seguro. También volví a hablar con Dwayne para comunicarle que mi compañía de seguros decía que eso de full coverage era una pamplina y que yo estaba más que cubierta. El bueno de Dwayne volvió a comprobar mis papeles, y tan mágica como repentinamente apareció un coche de alquiler disponible para mí, sin ningún coste extra porque ahora mi seguro SI era válido, y mi coche estaba en el top de la lista para sustituir su arma de destrucción por un airbag sin más.
Moraleja: en USA si no estás seguro ante alguna situación, simplemente di “I’ll talk to my lawyer to study my options and I’ll get back to you”***. A ser posible, sin reírte.
Elen - guru y life coach


*Vaga referencia a la gran película Speed, que marcó mi vida para siempre.
**Mi coche, que es de segunda mano, me costó muchísimo menos que eso y claramente, ese precio es una exageración insultante.
***Traducción para mi madre: "Voy a hablar con mi abogado para discutir mis opciones y ya le informaré".
Y de propina, un vídeo de Marylin Manson en honor a alguien muy especial que se casa el año que viene y que es algo que me mantiene de buen humor. Mi estética para la boda vendrá inspirada por este vídeo.