Si
parece que fue ayer, como dicen las señoras. Parece que fue ayer cuando llegué
a San Diego, muerta de tristeza por haber dejado Bristol y con unas ganas
tremendas de empezar aquí, por enésima vez, mi nueva vida. Ni sueño americano,
ni polladas. Quería vivir en California desde que tenía 13 años e iba a hacerlo
costase lo que costase. Mañana, 25 de julio, es mi Fourth of July personal, el día que me independicé de los británicos.
Un año
en el que han pasado muchas cosas, en el que me he dado cuenta de otras tantas,
y me he reafirmado en algunas otras. Hago cosas que nunca creí que haría: MuayThai, no comer carne, dejar propinas del 20% (a veces, esto es lo más jodido), line dancing (o lo que nos enseñó Coyote Dax, haciéndonos
creer que bailar country se reducía a eso… ja! Ni el xiringüelu,amigos), pasar
de ir a conciertos de Bad Religion o Pennywise u otras bandas (incluso teniendo
tickets gratis!!) porque total “tocan por aquí cada dos por tres” o porque “paso
de chuparme to’l tráfico”, probar tinder (también jodido, pero a un nivel
distinto del 20% en propinas), intentar patinar y caerme de culo del skate delante del semi-pro que intentaba
enseñarme… y otras cosas que mantendré en privacidad, pero sólo por hacerme la
interesante. Lo importante es que aún no me he teñido de rubia (aunque sí de
verde y de rosa, pero eso igual se debe a la crisis de los casi-30) ni me he
replanteado si el tamaño de mis tetas es el apropiado para pasearme por Mission
Beach. Fuck that.
Y aquí
sigo, disfrutando cada visita al Walmart como si fuera la primera vez, devolviendo la sonrisa a todas las personas que
me cruzo por la calle, bebiendo local craft
beer como si el mundo se fuera a acabar mañana, zampando donuts que ni me
entran en la boca ni en el estómago, tomando el sol con SPF 30, hablando con cualquier
americano que me quiera escuchar sobre las diferencias culturales entre Europa
y US (que aunque parezca mentira, no son pocas) y sobre todo, viviendo por mi
cuenta sin ninguna carga y sin ninguna responsabilidad más que seguir
investigando como es que vuestras neuronas son capaces de comunicarse unas con
otras (aunque a veces parezca que están de huelga).
No
tengo muchos planes para este segundo año en San Diego, pero puede que vaya a
una galería de tiro, puede que me suba a una pick-up, puede que intente sembrar
la discordia en algún grupo, o plante la semilla del amor en otro,
probablemente visite Colorado e incluso
Texas, iré a ver el Grand Canyon y algún que otro paraje desértico, quizás adopte
una zarigüeya y la llame Mordiscos, a lo mejor algún día acabo de decorar mi
nuevo apartamento (ese en cuya terraza toco Taylor Swift al ukelele en ropa
interior), seguro que vuelvo a algún concierto de Retox (a pesar de estar ganándome a pulso, de una u otra manera, una orden de alejamiento) y quizás, como dice la adorable mujer checa que me enseña yoga,
encuentre la claridad que necesito en mi vida.
O igual
no, y sigo bebiendo birra en mi patio.
Elen