Sunday 30 November 2014

Giving Thanks

La dirección asistida, el café, mi visado, las segundas (y terceras) oportunidades, los analgésicos, la PCR, los errores que he cometido y todas las cosas que he aprendido, los ukeleles, la gente que se ríe, las galletas, la cerveza, mi familia, mis amigos y la gente que no me da por muerta por haberme mudado a EEUU, la tortilla de patata...

Todas esas cosas, y muchísimas más, son por las que yo estoy agradecida. Y es que esto del “Thanksgiving” no sólo consiste en comer y beber sin sentido (como veis, amigos, los americanos y los asturianos también tenemos cosas en común). He celebrado el Thanksgiving doblemente. Primero, y unos días antes del verdadero día de Acción de Gracias, con un grupo de americanos que no conocía. Esta es una celebración familiar para comer y beber sin sentido, pero a veces también lo celebran con amigos y lo llaman “Friendsgiving” (qué ingenioso...) y una cosa muy buena es que suelen invitar al inmigrante de turno (yo) porque damos bastante pena y creen que lo más horrible que te puede pasar en la vida es tener que pasar Acción de Gracias sola delante de la TV mojando donuts en Jameson (supongo que ésto es lo que ellos se imaginan que sería mi alternativa).

Pues en una y otra versión de Acción de Gracias (la de amigos y la familiar) además de comer y beber como si no hubiera un mañana, también suelen decir por lo que están agradecidos. Me pareció muy bonito y profundo, a pesar de que la mayoría de la gente recurre a clichés del tipo “mi familia y mis amigos”. Pffff… (mamá, os quiero, no te preocupes). Por supuesto, esta operación hay que realizarla antes de que la tía Margaret pierda la conciencia a golpe de chupitos de Southern Comfort.

Pero hablemos de qué es en realidad esto del Thanksgiving. Podía haber buscado en la wikipedia para conseguir una versión históricamente más precisa, pero voy a reproducir la explicación que mi entrenador de Muay Thai me ha dado (quien, además, no estoy totalmente segura de que sea americano). Hace mucho tiempo, cuando los EEUU no eran estados ni unidos, llegaron los ingleses a civilizar todo esto y a buscar libertad religiosa (así me lo dijo: “religious freedom” lo cual yo lo traduzco como “vámonos al Nuevo Mundo a pecar”). Pero los ingleses, que son muy de creerse capaces de hacer cosas mejor que los demás, llegaron aquí y vieron que todo esto era muy distinto de su querida Albión y que ni por asomo iban a ser capaces de sobrevivir con la agricultura que conocían. Así que los nativos americanos (los indios de plumas en la cabeza), que se conoce que son buena gente además de saber montárselo muy bien a base de casinos, ofrecieron a los ingleses compartir sus alimentos para que no se quedaran pajarito. Es una historia muy bonita de buena voluntad y hermandad, hasta que piensas que luego los ingleses a lo largo de los años se dedicaron, básicamente, a masacrar y eliminar a los nativos americanos. Y es que si hemos aprendido algo de los ingleses, es que se olvidan muy rápido de las cosas buenas que has hecho por ellos. Así que supongo que esto de Acción de Gracias no debe de ser una celebración muy popular entre los nativos. 

Plato de la cena. Imagen de Google a la izquierda, plato real a la derecha. Es todo cuestión del filtro de la imagen

Y después de Acción de Gracias tenemos esto del Black Friday que, en contra de lo que alguien me dijo el año pasado, no es un viernes dedicado al Black Metal. En teoría, es un día de descuentos brutales. Pero yo lo único que vi fue mucha gente paseándose por el mall. Sí, había descuentos de hasta el 50%, pero en tiendas en las que gente como yo no suele entrar a comprarse la ropa (i.e. tiendas CARAS). Al parecer, estaban ligeramente preocupados porque hubo muchísimas ventas de armas. Así que espero un 2015 lleno de diversión y tiroteos. Por supuesto, hubo un asesinato y suicidio en un centro comercial (creo que fue en Chicago, pero no me hagáis mucho caso). Los americanos, sin duda, saben cómo y cuándo hacer las cosas para conseguir la máxima atención. Que se lo pregunten a los de Ferguson.
Así que, en resumen, mi Black Friday consistió en luchar con la indigestión, perderme en el mall unas cuantas veces, y acabar comprándome cremas rebajadas en Body Shop y ropa en la tienda más choni que encontré. Keep it classy.

Me ha gustado mucho esto del Thanksgiving y ver a los americanos tan emocionados. Qué majos son. Vosotros, por qué estáis agradecidos? 


Uno de los pavos indultados por el Presidente este Thanksgiving.


Me voy a disparar latas al desierto. Cuídense.


Elen

Friday 14 November 2014

¿Somos lo que comemos?

Me estoy quedando sin ideas sobre qué escribir. Pero no sé si será porque estoy adaptándome tan rápidamente que las cosas ya no me sorprenden como al principio. Y si veo una señora de 400kg en una silla de ruedas sorbiendo donuts mientras su marido recoge con una pala una zarigüeya muerta de la cuneta, me parece tan normal como ver a la gitana de la plaza gritando “bragas a euro”.
Me han sugerido que escriba una entrada sobre comida. Tengo que decir que en una entrada anterior mencione el item alimenticio que más me había impactado hasta el momento (el corn dog) pero eso ya no me parece ninguna novedad. Ya me lo comí una vez, y con una vez basta, tampoco hay que arriesgar, por mucho que me fascine el “live fast, die young”.
Con mi renovada hipocondria sobre la diabetes, probablemente derivada por la cantidad de azúcares que TODO contiene aquí, la verdad es que no me he introducido mucho en la gastronomía local. Menos mal que vivo con dos americanos que tienen muy poco aprecio por la alimentación sana. Aun así les pregunté sobre qué platos típicos podría probar aquí, en un afán desesperado de tener base para defender la gastronomía de esta gran nación, igual que me pasó en Inglaterra donde, sorprendentemente, se puede comer algo más que un fish and chips y en realidad puedes encontrar cosas ricas que no estén deep-fried.

¿Sabéis, amigos, lo que es la Chicago pizza? Bueno, yo no lo sabía, pero lo descubrí hace poco. Mi roommate llevaba tiempo ya diciéndome que tenía que probarla, que era de gran importancia que comiese la pizza Chicago de no-se-qué-sitio (no le entiendo muy bien cuando dice nombres propios, de hecho anteayer por primera vez entendí que es de un sitio llamado Merced, a pesar de que me lo dijo ya unas 345 veces) y la comparase con la New York pizza (que, para mí por lo menos, es la pizza de toda la vida). Y os preguntaréis, si sois tan ignorantes como yo en cuanto a grasas saturadas se refiere, que qué coño es la Chicago pizza. Pues es algo así como una pizza rellena. Rellena de más pizza. Una sola porción podría acabar con el hambre de Somalia. O ser el banquete de bodas de Mario Vaquerizo. No la confundáis con la calzone, porque no es eso.

Creador de la Chicago pizza... supongo,
Los americanos son gente muy de “I want it all, I can’t get enough”. Y oye, por qué no? Así les va de puta madre. Lo quiero todo y lo quiero ya. Pues con la comida igual. Ellos no tienen ese problema de no decidirse y no saber qué comer… porque si tienen la duda entre dos cosas diferentes, las juntan y todos tan contentos. Como es el caso del chili dog (entre otros). A ver, Mike, qué te apetece cenar esta noche, sweetie? Chili con carne o hot dog? NO!! Junta las dos cosas y punto! Yo, personalmente, no tengo ese tipo de dudas existenciales porque en mi despensa ahora mismo hay una lata de sardinas, media botella de Southern Comfort y tres kiwis. Pero volviendo al tema, lo de mezclar varias comidas en una tiene, indudablemente, dos ventajas principales: te puedes ahorrar el esfuerzo de decidir (algo que se me da fatal) y no es necesario ningún talento a la hora de cocinar, porque con tantas cosas mezcladas los sabores se anulan, tus papilas gustativas se saturan y tu cerebro se vuelve incapaz de discernir si lo que te estás comiendo está bueno o es peor que el disco de Paris Hilton (esto se puede considerar una sinestesia, no?).
Sin embargo y a pesar de lo negativo que pueda parecer lo que escribo, todo lo que he probado no es tan malo como parece. Al menos nada es equiparable a la deep-fried Mars bar, orgullo de Escocia.
Pero bueno, estoy segura de que en algún recóndito lugar de los EEUU hay algo que merezca la pena ser probado y que quizás aún no haya sido aprobado por la FDA.

Al final igual lo del roadkill no es ni tan mala idea
Si lo encuentro, seréis los primeros en saberlo.
Otro día os hablare de la dieta macro-paleo-orgánico-vegana, que viene a ser el extremo opuesto de todo lo que acabo de explicar aquí. Porque este país también es muy de extremos. Los términos medios son para los cobardes. Y eso es así de to la vida.

Cuídense, comrades.

Elen


Sunday 2 November 2014

Halloween, el Día de los Muertos y la resaca

Las redes sociales se ponen divertidas durante Halloween y no por el despliegue de fotos con filtro de los diferentes disfraces, si no porque unos y otros intentan justificar sus razones de por qué celebran, o no, Halloween. Halloween no es una fiesta que se hayan inventado los americanos, aquí la trajeron los buenos de los irlandeses y sus orígenes son celtas… bla, bla, bla. Dejad de engañaros, lo que queréis es disfrazaros y beber como si no hubiera un mañana. Que esa es la esencia de cualquier fiesta hoy en día.

Pues para mí, igual. Nos disfrazamos, bebimos, salimos de casa (o al menos, lo intentamos) y luego un blackout de 2 horas hasta que me eché a dormir. Pues muy bien, lo que viene siendo la noche de Halloween en sí, para mí poca diferencia tiene con el Carnaval que celebramos en España de toda la vida. Pero las otras cosas que hace aquí la gente, como sacar a los chiquillos a pasear por el barrio a que hagan el trick-or-treat (a mi puerta vinieron niños extremadamente adorables vestidos de pollito a los cuales les di un montón de chocolate, y les hubiera dado mi cartera si me la hubieran pedido) o el “pumpkin carving” (lo de las calabazas) me parecen cosas muy divertidas y muy alcohol-free, que tampoco viene mal… aunque supongo que lo de las calabazas puedes hacerlo borracho si quieres.

Mi primera calabaza, a la izquierda. Siguen apostadas a la puerta de casa, pero no espantan a nadie.
El 1 de noviembre se celebra el Día de los Muertos (nunca mejor dicho, porque algunos tienen una resaca del copón y parece que acaban de volver del centro de rehabilitación). Aquí, en Old Town todo el mundo va muy feliz con la cara pintada como una catrina y adornan las tumbas con cosines y ponen puestos por la calle con fotos de sus muertos. Y toman margaritas, aunque no sé cómo de tradicional es eso en realidad.




Os daría más detalles, pero hay trece americanos borrachos gritándole a la tv en mi salón, porque hoy hay football (entiéndase, football americano, no lo que nosotros entendemos por football y que aquí llaman soccer) y no sé si unirme a ellos o ir a mirar gaviotas antes de que anochezca. Y es que aquí hemos atrasado la hora hoy y a partir de las 17h ya es de noche. Yo creía que en California esto no pasaba.

xxx

Elen